Ficha técnica |
|
Título |
Un mundo feliz |
Autor |
Aldous Huxley |
Tipo |
Novela |
Editorial |
Edición digital |
Primera edición |
1932 |
Páginas |
169 |
De ciencia ficción y distopía, este libro nos instala en el futuro. Uno después
de una gran guerra, y en el cual se ha desarrollado una nueva sociedad la cual
difiere en amplios rasgos respecto a la actual (porque sí, aun funciona en
muchos temas). Así abre con un edificio neutro, que tiene por nombre Centro de
incubación y Condicionamiento de la Central de Londres, junto a un escudo con el
texto Estado Mundial: Comunidad, Identidad, Estabilidad. Estos dos elementos ilustran
los derroteros por los que se decanta la novela.
El director de dicho lugar da una caminata para nuevos aprendices acerca
del importante trabajo y desarrollo que se lleva a cabo allí. Este es, como el
mismo nombre lo da a conocer, la incubación de nuevos seres humanos que se
enrolarán a las filas de la sociedad. Más aun, de cómo son educados (o condicionados),
para que sean dignos pertenecientes a la raza humana, y tengan garantizada una
vida confortable, partiendo de la clasificación que se les designa. Porque sí,
desde el mismo momento de la incubación, pasando por el crecimiento que implica
su formación, están destinados a un grupo donde que se desenvolverán el resto
de sus vidas. La jerarquía, grosso modo, inicia por la parte más alta,
dominada por los alfas, seguidos por los betas. Luego están los gammas, deltas
y epsilones.
Los tres últimos son sometidos a ciertos tratamientos, los cuales hace que
desde su misma fecundación carezcan de las mismas capacidades mentales y
físicas de los alfas. Primero, se somete al método Bokanovsky. En este, se
multiplican incontables veces generando mellizos idénticos. Así mismo, segundo, son sometidos a otras
intervenciones como limitar la cantidad de oxigeno para el resultado que
necesitan.
Túneles
calientes alternaban con túneles fríos. El frío se aliaba a la incomodidad en
la forma de intensos rayos X. En el momento de su decantación, los embriones
sentían horror por el frío. Estaban predestinados a emigrar a los trópicos, a
ser mineros, tejedores de seda al acetato o metalúrgicos. Más adelante,
enseñarían a sus mentes a apoyar el criterio de su cuerpo.
Después de ilustrar cómo se
condicionan a los niños en diferentes etapas de crecimiento, conoceremos a
nuestro protagonista. Bernard Marx, un alfa que trabaja en el mismo edificio, en
la Oficina Psicológica.
Bernard tiene mala fama. Se dice
que en el momento de su crecimiento, aun menos que un bebé, alguien colocó accidentalmente
un exceso de alcohol, lo que hizo que, a pesar de pertenecer a esa alta casta,
no tuviera la misma apariencia. De hecho, es más bajo, de físico nada
destacado, y con una actitud poco amable. Pero, ¿por qué Bernard es así? Porque
el no solo reconoce que tiene una desventaja innata frente a sus iguales, lo
cual lo hace amargarse profundamente, sino que consuma cierta arrogancia por ese
mismo sentimiento de exclusión, al tiempo que cree que las cosas deberían ser
de otra forma. De otra manera.
Así, nuestro protagonista, se
niega a tomar el Soma. Este es un elemento central que refuerza el
comportamiento de paz y cordialidad entre los integrantes de la comunidad. Un
tipo de medicamento, o droga, que tiene por uso el alejar a la persona de
sentimientos negativos, desde tristeza a melancolía, pasando por depresión, envidia,
etc. Además, viene en diferentes presentaciones, desde la más común que son pastillas
portables, a intravenosa o en vapor, según sea la necesidad.
Este mundo se plantea con una
uniformidad tal, que no importa si eres o no un alfa o un épsilon, pues crecerás
con las convicciones con las que se te fueron “programado”, a tal punto que la
felicidad está a la vuelta de una píldora.
¿Cuál será la ruptura o conflicto?
Bueno, al continuar Bernard con su inconformidad con el mundo que lo rodea, no
solo levantará sospechas, sino que aprovechará su influencia para explorar
lugares donde aún existen seres humanos en, lo que podríamos llamar, “estado
natural”.
Cave destacar que hay un par de
personajes dentro del círculo social de Bernard que tienen bastante relevancia,
aunque no el mismo grado de participación, ya que expresan diferentes aspectos del
mundo que Huxley plasma. El primero es Helmholtz Watson. Único amigo de
Bernard, es lo que podríamos resumir como un alfa excepcional. Sus atributos físicos
y mentales van más allá del mismo promedio de sus iguales, lo cual hace que
virtualmente tenga el mundo a sus pies. Al igual que Bernard, el se siente
aburrido, pues si su amigo está decepcionado por el defecto, el lo está por su
exceso. Por otro lado tenemos a Lenina Crowne. Mujer promedio de los alfa que
siente especial atracción por Bernard por su particular forma de ser. Aun así,
siempre se mantiene dentro de los límites y comportamientos considerados como
correctos, lo que hace que tenga choques constantes entre el deber ser, con las
particularidades de otros personajes.
En este mundo hay una religión,
una moralidad y, en general, una forma de vivir considerada correcta. Esto hace
que ciertos elementos sean despreciados, hasta causar horror o risa (depende de
la madurez), que para nosotros parecería común.
Miremos por ejemplo lo que es reprochable
a nivel del grupo social sobre el que se cimenta nuestra realidad:
Nuestro Ford
—o nuestro Freud, como, por alguna razón inescrutable, decidió llamarse él
mismo cuando hablaba de temas psicológicos—. Nuestro Freud fue el primero en
revelar los terribles peligros de la vida familiar. El mundo estaba lleno de
padres, y, por consiguiente, estaba lleno de miseria; lleno de madres, y, por
consiguiente, de todas las formas de perversión, desde el sadismo hasta la
castidad; lleno de hermanos, hermanas, tíos, tías, y, por ende, lleno de locura
y de suicidios.
Un mundo donde no existe la
reproducción animal, y la multiplicación humana está intervenida por el ser
humano, hace que la constitución familiar no solo sea innecesaria, sino que se
sienta opresiva. La familia entonces es vista como parte de esa constitución
propia que no lleva a la felicidad, y en gran medida de la plenitud del gozo
corporal e intelectual, ya que reprime los instintos. Claro, ¿no hace esto
mismo la educación del centro de incubación y condicionamiento? Sí y no. Ya que
la familia puede llegar a presentar sus limitantes toda la vida, llevando a reforzar
conductas que no hacen sino minar la libertad. Tal vez esto no suene muy fuerte,
pero ¿qué tal la sexualidad? Este punto puede ser el más singular y abierto o poco
aceptable según la persona.
¿Te gustaría tener un encuentro
sexual con quien quisieras sin llegar a ser juzgado por nadie, cuantas veces se
te antojara, sin el riesgo del embarazo o de enfermedades de transmisión sexual?
Pues este mundo es para ti. Así, gozar del cuerpo, en más de un sentido, es
totalmente normal, pues la castidad y los moralismos de la monogamia, son simplemente
inexistentes. De insinuarlos, son reprobables, pues “todos somos de todos”. Sin
embargo, esto contando con la perspectiva de ser un adulto. ¿Qué pasa con los
niños? Pues desde su más tierna infancia, son libres de explorar su sexualidad
sin límites con otros niños, desde que no implique, absolutamente, nada de
violencia. ¿Aceptarías que tu hijo, sobrino, hermano o primo, lleve a cabo
estas exploraciones de manera libre en su colegio o jardín infantil, siempre con
la observación y supervisión de un adulto responsable? ¿Duro verdad? Bueno, es
que Un mundo feliz apunta a todo elemento que conlleve una valoración de bueno
y malo, y le da, no un giro de tuerca, sino uno de ciento ochenta grados.
No sé si aporto algo realmente a
los incontables y extensos análisis que se pueden encontrar en internet. Y no
lo creo sinceramente. Lo que si sé es que esta relectura ha sido más que
fructífera, por cuanto fue en lectura conjunta, y muchas cosas que para mi podrían
sonar no solo interesantes sino coherentes estructuralmente, el estupor que
dejaba sin aire y llenaba de indignación las palabras de otros, fue realmente refrescante.
No soy alguien que está más allá
del bien y del mal, ni mucho menos. Pero lo que sí sé es que tratar de leer un
texto de la forma más libre de prejuicios, permite establecer una relación más
clara y distinta sobre estas ficciones y nuestra realidad. Este ejercicio a
conciencia trae consigo, sin dudas, de penetrar con mayor profundidad en
diversos aspectos, y que las raíces que se desprenden toquen diversos temas y amplíen
el saber.
No extendiéndome más, pues corro
el riesgo de aburrir o que esta reseña pase a resumen, les deseo la mejor de
las suertes si toman la buena decisión de abordar esta obra.
Con incesante expectación, con
cariño para ustedes, R31K3
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