Ficha técnica |
|
Título |
El Hobbit |
Autor |
J. R. R. Tolkien |
Tipo |
Novela |
Editorial |
Planeta |
Primera edición |
1991 |
Impresión |
Argentina |
Páginas |
283 |
Para nadie es un secreto, seas lector o no, que Tolkien goza de no solo una
amplia popularidad después de años del estreno de sus adaptaciones
cinematográficas, sino que también sigue siendo leído y releído. El Hobbit no
es la excepción.
La historia inicia con la descripción del lugar en que habita normalmente
un Hobbit:
Tenía una puerta
redonda, perfecta como un ojo de buey, pintada de verde, con una manilla de
bronce dorada y brillante, justo en el medio. La puerta se abría a un vestíbulo
cilíndrico, como un túnel: un túnel muy cómodo, sin humos, con paredes
revestidas de madera y suelos enlosados y alfombrados, provisto de sillas
barnizadas, y montones y montones de perchas para sombreros y abrigos; el
hobbit era aficionado a las visitas. El túnel se extendía serpeando, y
penetraba bastante, pero no directamente, en la ladera de la colina —La Colina,
como la llamaba toda la gente de muchas millas alrededor—, y muchas puertecitas
redondas se abrían en él, primero a un lado y luego al otro.
El Hobbit, nuestro protagonista y
habitante de aquel espacio, era de apellido Bolsón (Baggins) en inglés, el cual
es de una familia respetable tanto por su riqueza, como por el hecho de que era
calmos. De esos que no hacen nada inesperado. Sin embargo, este libro trata de
cómo el señor Bolsón se encamino a una aventura y por tanto, como llegó a llevar
a cabo cosas que ni el mismo se imaginaba.
¿Pero qué es un Hobbit al final
de cuentas? Pues bien:
Son (o fueron)
gente menuda de la mitad de nuestra talla, y más pequeños que los enanos
barbados. Los hobbits no tienen barba. Hay poca o ninguna magia en ellos,
excepto esa común y cotidiana que los ayuda a desaparecer en silencio y
rápidamente, cuando gente grande y estúpida como vosotros o yo se acerca sin
mirar por dónde va, con un ruido de elefantes que puede oírse a una milla de
distancia. Tienden a ser gruesos de vientre; visten de colores brillantes
(sobre todo verde y amarillo); no usan zapatos, porque en los pies tienen
suelas naturales de piel y un pelo espeso y tibio de color castaño, como el que
les crece en las cabezas (que es rizado); los dedos son largos, mañosos y
morenos, los rostros afables, y se ríen con profundas y jugosas risas
(especialmente después de cenar, lo que hacen dos veces al día, cuando pueden).
Una mañana la puerta de la casa
de Bilbo fu tocada por alguien. Ese alguien era un viejo de barba larga,
sombrero azul, capa gris, bufanda plateada y botas negras, cuyo nombre era
Gandalf. Y cuando se presentó como tal, el Hobbit recordó parte de su infancia
donde el mago era famoso, primero por los grandes y majestuosos fuegos
artificiales; segundo, porque tendía a llevar a los Hobbits a diversas
aventuras. A dicho recuerdo, que Gandalf agradeció, Bilbo se vio reacio. Y su
bien el viejo mago se fue, no lo hizo antes sin dejar una particular marca en
la parte exterior de la puerta del agujero Hobbit.
Al día siguiente de este
encuentro llegará una variopinta comitiva aín más inesperada que Gandalf; un
total de trece enanos: Thorin Escudo de Roble (líder), Dwalin, Balin, Kíli,
Fíli, Dori, Nori, Ori, Óin, Glóin, Bifur, Bofur y Bombur. Un nutrido grupo el
cual tiene una razón de peso para reunirse en la casa de Bilbo: recuperar lo
que era de ellos. El viaje atravesará largamente hacia el oeste hasta la
Montaña solitaria, pues en dicho lugar yacen las riquezas de los enanos (y
muchas más), robadas y custodiadas por el dragón Smaug.
¿Qué función cumple Bilbo en este grupo? Según el contrato propuesto, el es considerado un Saqueador. Su pago será al contado y al finalizar la misión, con una catorceava parte de los beneficios totales. Claro está, si llega a haberlos. En principio, por su puesto, el Hobbit se rehúsa, empero, algo en el (esa parte de su constitución Tuk) gana, y acepta partir, no sin retraso, a la aventura.
Este libro retratará un mundo colmado de diferentes seres que cautivan, como lugares increíbles que te atrapan. Desde planicies hasta bosques, de acantilados a guaridas secretas. Toda una serie de entornos que tienen su razón de ser y que, como un viaje real, te permiten admirar la belleza de este mundo mágico. La trama, igualmente, comienza a desenvolverse poco a poco, pues si bien sabemos el objetivo de la travesía, no deja de descubrirse características de los enanos, el Hobbit y el mismo mago, como de la historia de trasfondo que tienen algunos de los personajes.
La primera vez que leí esta obra, no dejó de ser algo, sinceramente, maravilloso. Me deleitaba con lo seres que iban presentándose por el camino, al unísono que me invadía la angustia con cada nuevo obstáculo. De igual manera, mi corazón se aceleraba con escenas de persecución o de peligro. Incluso con el primer encuentro que tiene el grupo con un trio se seres bastante imponentes respecto a ellos. Y por supuesto, no puedo negar que en gran parte esta relectura fue igualmente gratificante en gran medida. Pero una relectura siempre debería ofrecer una nueva perspectiva más madura.
En general, el libro nos regala algunos de lo elementos icónicos de estos mundos de fantasía como de la saga que continúa. Tenemos al famoso gollum como el anillo mágico, sumando el mago como personaje que reaparecerá con su importancia debida y el mismo Bilbo como primer paso de un legado más grande.
El Hobbit es un excelente libro para iniciarse en la literatura fantástica y la lectura en general. No es de extrañar para nada esto, pues su narrativa lineal, sencilla, con vocabulario alcanzable y trazos de historia digerible, hace soñar a más de uno con tradicionales razas como los elfos y otras terribles como los troll. Así que, entre poemas y canciones, como historias de legendarios seres, reyes y lugares, sí, lo recomiendo bastante, no sin alertar que es adictivo a la vez que se siente algo corto para la cantidad de mundo que alcanza a plasmar.
Con renovado corazón en la fantasía, R31K3
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