lunes, 15 de agosto de 2022

Reseña: Cujo de Stephen King

Ficha técnica

Título

Cujo

Autor

Stephen King

Tipo

Novela

Editorial

Grijalbo

Primera edición

1981

Impresión

Colombia

Páginas

393

A veces la reputación de una obra antecede a su autor. Creo que no me alcanzarían los dedos de las manos al recordar las veces que mi esposa, madre o conocidos expresaron sorpresa al mencionarles que tal o cual película o serie tiene su origen en un libro de King, y no es para menos. La lista, para un lector principiante puede sentirse no solo gigante, sino titánica, al igual que las adaptaciones que retoman la obra completamente o hacer referencias y guiños. Entre todas estas tenemos varias representativas. It, por su puesto, es la más clara, pero aun así hay una cuantas que no se quedan atrás por haber marcado la imaginación. Está Misery, El resplandor y, el libro que traigo hoy a colación, Cujo.

El libro abre con una escena de un monstruo, pero no uno cualquiera. Un asesino que tenía por nombre Frank Doob. Su itinerario era bastante amplio, y a pesar de que ya había muerto su recuerdo vive en la memoria y los rumores de los habitantes de Castle Rock, Maine. Después de esta entrada, comienza el plato fuerte con un pequeño de cuatro años, Tad Trenton, el cual despierta en medio de la noche con la necesidad de ir al baño. Después de hacerlo, y al querer conciliar el sueño de nuevo en su cama, algo comienza a sonar. Mejor. A gruñir en el armario del pequeño. Tal sonido, que podría pasar a ser un elemento más en la imaginación de un pequeño, es escuchado por sus padres que irrumpen en la habitación.

¿Corriente de aire? Quien sabe. Pero la afirmación de Tad es que allí, donde está su ropa, hay un monstruo, pero que desapareció en el mismo instante que los padres, preocupados porque el pequeño escondiera un perro, aseguran que allí no hay nada. Pensamientos de adultos responsables que, aun así, se ven cubiertos por un leve manto de duda al apreciarse un extraño olor que no pertenece a las prendas que están en el mueble.

Al asegurarle al pequeño que nada malo pasaría, y después de que su madre sea la última en despedirse para volver a descansar, Tad grita a su madre desde dentro de su mente: ¡Ten cuidado, mamá, se comen a las señoras! ¡En todas las películas cogen a las señoras, se las llevan y se las comen! Oh por favor oh por favor oh por favor…

Solo en su habitación, a disposición de sea lo que sea esa cosa que alberga el armario, los goznes gimen lenta y terriblemente, mientras la puerta del se abre lentamente. Desde allí, entre el hálito que exhala lo que se encuentra agazapado en el interior, junto a los terribles ojos ámbar, eso le susurra: Te dije que se irían, Tad […] Siempre lo hacen al final.Y entonces yo puedo volver. Me gusta volver. Tú me gustad, Tad. Ahora volveré todas las noches, creo, y todas las noches me acercaré un poco más a tu cama… y un poco más… hasta que una noche, antes de que puedas llamarles a gritos, oirás algo rugiendo, algo rugiendo justo a tu lado, Tad, y seré yo y me abalanzaré sobre ti y entonces te comeré y estarás en mí.

El padre de Tad, Victor, tiene un auto. Un Jaguar. Este tenía un extraño ruido metálico. Al recibir consejo, lo llevará donde Joe Camber. El lugar donde vivía el mecánico era bastante alejado de la ciudad. Cuando llegó con Dona y Tad, primero preguntó con Joe a un pequeño, el hijo. Este se fue a llamar a su padre y mientras los Trenton esperaban, apareció un gran animal que dejó a Dona impactada. El perro, un San Bernardo, fue a saludarlos, no sin antes impactar negativamente a la ya nombrada madre. Sin embargo, el pequeño Camber les aseguró que Cujo era amistoso con los niños.

El encuentro no pasó a mayores, más allá de la sensación de inseguridad de Dona por parte de Cujo, que terminó jugando sin problema con Tad y la aprobación de Vic, y del modo en que Joe Camber la miraba. Se sintió horriblemente observada.

Cujo era un perro adulto. Tenía cinco años y eso signifacaba que los viejos tiempos donde se la pasaba jugando de un lado a otro habían pasado, y que las épocas en que perseguía conejos cono un chiquillo habían pasado. Esto no evitaba que el instinto menguara. Dicho instinto, más por deporte que por cazar, se despertó en esos días tan calurosos de junio, cuando se levantó y fue tras uno.

Después de acecharlo y corretearlo, el conejo se escondió en un pequeño agujero en las laderas. El perro no vaciló e intentó encontrarlo allí. Todo lo que cupo de Cujo fue el hocicó que, en busca incansable del animal, ladraba sin cesar. El problema surge cuando aquel pequeño agujero no saba a un laberinto debajo de la tierra, sino que se abría a una gran cavidad que tenía por residentes los restos de varios animales que caían atrapados allí, y lo que desencadenaría el terror: murciélagos. Estos se alteran con los ladridos de Cujo y uno alcanza a rasguñarlo en el hocico. ¿El resultado? El perro contrae rabia.

A partir de aquí podríamos afirmar que lo que ocurre es una especie de efecto mariposa. O mejor. Una serie de eventos desafortunados, que llevarán al límite el deseo de supervivencia de algunos personajes, como a la muerte de otros.

Cujo es una obra bastante completa. Tiene sangre, tragedia, amor, traiciones, etc. Todo convergiendo para la trama del temible animal. Hay que tener en cuenta que King escribió este libro en una de las peores situaciones de su vida: las adicciones. Por ello esta obra, si bien es una de las más queridas por el autor, este no recuerda del todo el escribirla.

La construcción de personajes es bastante convincente, y los eventos que se van dando para que suceda lo que sucede es creíble. Además, tenemos diferentes referencias, como lo es la misma Castle Rock, como un policía que por ahí aparecerá, entre otros. Sin embargo, y aquí viene mi pero, la historia no cierra del todo.

Cujo mezcla dentro de su narrativa un terror material, manifestado en el San Bernardo, al tiempo que lo mezcla con un amplio preámbulo de terror psicológico. Esto es más que suficiente para llevarse una idea de como se van a desarrollar el argumento para aquellos que no han leído. Pero no todo es bueno. De hecho, el libro parece que tiene varios cabos sueltos que no se pueden pasar por alto en absoluto, pues son los que llevan a la culminación de la obra.


Esto deja mucho que pensar, pues si bien no soy un lector experto de este autor, parece que ciertas pistas acerca de esas incompletitudes que se perciben, se responden total o parcialmente en otros libros.

Aun así, Cujo es disfrutable cine por ciento. Sentirás rabia, dolor y hasta te recorrerá una sensación de injusticia. Como siempre, este libro tiene bastantes personajes (como toda obra de King), pero una vez vas reconociendo nombres y entendiendo los grupos (familias, amigos, compañeros de trabajo, etc.) la lectura fluye sin problema.

No cabe evitar afirmar que es un libro super recomendado. Si tienes una mascota como si no, este libro te hará sentirte incómodo con el perro del vecino o el tuyo propio, con independencia de su raza o tamaño.

No extendiéndome más, espero esta reseña te gustara y te motive buscar Cujo y darle una buena leída.

Con gusto, R31K3

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