lunes, 9 de mayo de 2022

Reseña: Demian de Hermann Hesse

Ficha técnica

Título

Demian

Autor

Hermann Hesse

Tipo

Novela

Editorial

Tomo

Primera edición

1998

Impresión

México

Páginas

216

Escritores hay de todo tipo y para todos los gustos. Están aquellos que parece que son de un solo libro, como Süskind y El perfume, u otros que parecen maquinarias de producción, como King. Pero hay otro tipo que podría clasificarse por su extensión. Para ilustrar ello, podríamos colocar a Posteguillo y sus gruesas y extensas producciones, como el libro 2666 de Bolaño, con el que traigo hoy a colación: Demian de Hermann Hesse.

La novela nos emplaza a principios del siglo XX, donde muestro protagonista, Sinclair, pone de relevancia que lo que contará sucede desde que tiene diez años. ¿Por qué? Porque desde esa edad comienza a existir una conciencia acerca de aquello que lo rodea, pero, aun más, lo que representa a un nivel más profundo para la vida de un niño. Este primer capítulo titulado dos mundos, será el hilo conductor y argumental de toda la novela: la dualidad.

Esta es abordada desde una comparación entre lo que llamará el interior y el exterior. En interior es materializado con la casa familiar, compuesta no solo por su padre y su madre, sino con la moral. Con los modales y la forma correcta de comportarse o, al menos, con las formas aceptadas. El exterior será relacionado con lo opuesto a su casa. La calle, o ese exterior, era lo salvaje, lo impredecible, violento, la muerte, la acción, los vicios, lo pasional, etc. Lo particular de estos dos mundos, y su mutua existencia, es que estaban muy unidos; juntos. Representante de esta cercanía es Lina, la criada de la casa

“Por las noches, ella participaba en los rezos y los cantos de la familia, se podía ver sus manos pulcras y sus ropas bien planchadas y almidonadas; en ese momento, ella pertenecía por completo al mundo de mis padres, al de nuestra familia, al que era recto, trans Parente, decoroso y limpio. Pero después, cuando me la encontraba en la cocina o en el lugar donde guardábamos la leña, me platicaba historias de hombres sin cabeza, de peleas entre vecinos o de pleitos callejeros; en esos momentos Lina era completamente diferente a la que veía en el mundo de mis padres; ahora parecía encajar en ese otro mundo misterioso y prohibido”.

Dentro de la conformación familiar, Sinclair tiene un par de hermanas, que siempre estaban más cercanas a sus padres, y por tanto de ese mundo bueno. Él, por otra parte, no negaba la seducción que ese otro lado ejercía sobre él. Por ello, cuando reñían por alguna razón (al fin y al cabo, son niños), el dolor sobrevenía, pues el respeto y cuidado de las hermanas, era símbolo de los mismo con los padres. Sinclair entrará, según él, en este mundo al que pertenece la criada, a través del lugar donde estudia. Evento el cual le llevará a conocer al personaje que lleva por título la novela: Demian.

En un diálogo infantil, donde varios compañeros de Sinclair dan a conocer sus proezas, en busca de destacar, se le ocurre a Sinclair inventarse una historia. Esta es aprovechada por Franz Kromer, el niño más grande del grupo, pues contaba con trece años. Esto, junto a sus modales agresivos y su liderazgo a causa de su contextura dada por la edad, lleva no solo a intimidar a Sinclair, sino a chantajearlo con dinero a cambio de no revelar su falta. Falta inexistente, por su puesto, por la falsedad de su historia. Ante la imposibilidad aceptada de no revelarle que su historia es falsa, pues igual había varios niños testigo que escucharon lo que Sinclair contó, se verá arrastrado y desesperado por conseguir el dinero que Kromer le exige.

Este primer contacto con aquello que es réprobo, hace que nuestro protagonista comience a entender que ese mundo contrario al del hogar, se antepone en todo sentido a la rectitud, pero es mucho más fácil razonarlo y pensarlo que vivirlo.

La angustia lo abrazaba con garras poderosas, haciendo que sus pensamientos añoren la calma de la vida pacífica de cotidianidad con su familia, y despreciando el mismo momento en que comenzó a mentir por querer hacerse notar. Y al tiempo en que parece que es imposible liberarse del yugo de Kromer, otros cambios comienzan a operar en Sinclair. Específicamente, el desmoronamiento de su familia como símbolo de respeto, guía moral y lugar de pertenencia. Por ello, mientras un inexperto sentimiento de ser un criminal crecía en él, repudiaba pequeños llamados de atención por parte de su padre, pues las consideraba nimiedades, al tiempo que las canciones y reuniones tradicionales de su familia, caían en el espacio de despreciables, por cuanto él ya no tenía ese tipo de relación transparente con ellos.

Su propia vida la considera en una picada inexorable en todo sentido posible. Y a pesar de que sus actos son reprochables, y tiene diez años, siente cómo aquel mundo oscuro se extiende inmisericorde a su interior, representado por Kromer, hasta que aparece el chico que no solo los arrebatará de las manos de aquel villano, sino que comenzará a abrir sus ojos a una nueva realidad: Max Demian.

Estudiante nuevo de su instituto, Demian tiene un porte y una presencia de adulto. No juego como comúnmente haría un niño, pero si bien era algo mayor que Sinclair, el aire que se respira a su alrededor es de madurez y de sofisticación. ¿Cómo liberará Demian a Sinclair? ¿Cuál será ese mundo que se abre a nuestro narrador? Bueno, debes acercarte al texto para descubrirlo; aun así, por su puesto, expondré a continuación, algunos puntos de la obra, para tratar, como el lado malvado a Sinclair, seducirte a sumergirte en la obra.

Hermann Hesse es conocido por tres obras en particular. La primera, claramente es Demian; la segunda, El lobo estepario; la tercera, Siddartha. Todas tienen elementos en común, pero para el caso, debo asegurar que Demian es un buen inicio de lectura, tanto si eres un adolescente con dudas y preguntas sobre la existencia, como un adulto que está seguro de saber cómo funciona el mundo.


Y esto es precisamente el valor real de esta obra que se puede abiertamente considerar como un clásico, su vigencia a través del tiempo. Pues en si bien en Sinclair buscamos a un niño que pasará todo el tiempo buscando un camino para entenderse a sí mismo, nos trae una reflexión acerca de qué tiempos estamos viviendo y qué tipo de vida es la correcta. Cabe aclarar hasta acá que, si bien el texto está inundado de referencias a la filosofía o creencias orientales, hay un punto bastante interesante en el que, al final de cuentas, la creencia parece irrelevante, siempre y cuando estés en tu camino de realización. Me explico.

Es muy común que las personas se sientan con la autoridad de asegurarnos qué está bien o qué está mal. Desde cómo vestimos, qué palabras usamos, y hasta en qué dioses debemos o no creer. ¿Pero existe realmente un problema sobre estas cuestiones, cuando no dañas a otros ni a ti mismo? Seguramente no. Y ahí está el valor de la búsqueda personal de Sinclair y la guía de Demian, al tiempo el respeto por las decisiones personales, así estas puedan condenarte.

Hay que dejar en claro este libro es una novela. Sé que podría sonar tonta esto, pero tiene una justificación: su contenido filosófico y místico. Ene se sentido, este libro, si bien versa cobre filosofía de carácter vitalista e individualista, con claros toque de pensar en el prójimo, también es claro en elementos metafísicos (no filosóficos) de carácter espiritual, donde convergen creencias como el destino, lo oculto, la fortuna, etc. Así, como no es un tratado de filosofía donde encontrarás los postulados claros de Nietzsche (aunque es nombrado), tampoco hay que tomar en serio elementos constitutivos de la novela, propios del mundo de la ficción, que no responde a la realidad material de la misma. Más o menos como creer en la astrología para tomar decisiones determinantes en tu vida diaria.

De igual modo en la novela encuentro dos elementos criticables que no me convencen del todo. Primero, que Sinclair y Demian gozan de un estatus social medio-alto, lo cual le hace gozar del tiempo suficiente, ya saben, el ocio, para sus reflexiones. Igual ocurrirá con un par de guías más en la vida de Sinclair (Demian no es el único). Esto es bastante desolador, en cuanto parece que aquellos que han nacido en los estratos más bajos de la sociedad (en la pobreza), no pueden gozar de reflexiones profundas, pues carecen del recurso más importante para llevarlas a cabo: el tiempo.

Segundo, el personaje de Sinclair tiene varias facetas que van desarrollando y otras que simplemente se ven estancadas. A destacar, la razón, la moral y la parte emocional. La primera es claramente la más destacada, pues aprende de las relaciones sociales y va llevando un camino de aprietos y obstáculos que lo llevan a sacar conclusiones, entendiendo el mundo que habita. La moral es como el término medio. Lleva de mano de la razón y las experiencias, hace que comprenda las diversas facetas del hombre, hasta suspender o tratar de ser asertivo en sus valoraciones de si algo es bueno, malo, reprochable, etc. Pero el tercero, la parte emocional, al parecer, es la que queda parcial, o totalmente estancada, pues siempre dependerá de motivaciones (emocionales) para continuar su búsqueda. Un ente externo o abstracto (ideas, sueños, objetivos) que lo motiven lo suficiente para seguir interesado en su propia vida, o tirar todo por tierra.

En fin. La novela es una gran obra de arte que responde a la dinámica adolescente, que no debería morir en los adultos. Aquella que nos permite dudar de si estamos camino a nuestra la felicidad, o solo actuamos conforme a parámetros establecidos de otros (la sociedad), y nos dejamos llevar por lo que ellos establecen ser feliz. Esta es una pregunta que me hago a diario, y que estoy seguro todo adulto debería hacerla, para reafirmarse en su día a día o comenzar a llevar a cabo cambios significativos.

Por último, en este espacio no nombraré a Abraxas. Personaje que aparecerá bastante adelante en el libro, pero cuya intervención en gigantesca. ¿Por qué? Porque información de él hay muchísima en internet, y parece llevarse un protagonismo, que si bien no se menosprecia, tiende a tomar demasiada relevancia como símbolo de la transformación de Sinclair.

Espero les motive un montón en arrojarse en este abismo de incertidumbre y choque con el mundo, de la mano de Hesse.

Con cariño,

R31k3


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