lunes, 18 de abril de 2022

Reseña: Ojos de perro azul de Gabriel García Márquez

Ficha técnica

Título

Ojos de perro azul

Autor

Gabriel García Márquez

Tipo

Cuento

Editorial

Norma

Primera edición

1997

Impresión

Colombia

Páginas

109

ISBN

958 – 04 – 3322 - 4

Gabriel García Márquez es tal vez el autor más reconocido de Colombia, en especial, como pasa con aquellos que lo ganan, por recibir el Nobel de literatura. En este sentido se puede hablar incluso de su obra más reconocida, Cien años de soledad, como un texto casi mítico. Primero, por ser de una extensión considerable a ojos de los no lectores; segundo, por la cadena generacional que se siente bastante larga para el tipo de libros promedio (si así puede llamarse) que se tiende a leer; tercero, porque su ritmo puede llegar a ser tedioso (y lo digo yo, que me gusta bastante García Márquez), a pesar de que retrata varios episodios históricos (no sin darse las licencias de un escritor de literatura), junto al famoso realismo mágico. Aun así, ese trono en el que se ha colocado este libro, y varios otros, ha resultado en la invisibilización de una parte muy importante del desarrollo literario del autor: los cuentos.

Afirmo de entrada que, si bien la obra magna de este autor, es de nivel profesional, sus cuentos, a la luz tanto de nuevos como de viejos lectores, son mucho más interesantes. Pero como suele ser en mis reseñas para cuentos, tomaré solo un par para exponer esta idea, pues no solo es complejo tomar solo un fragmento (o la idea general bien delimitada) de textos tan cortos, sino que considero innecesario hacerlo con cada uno.

La tercera resignación, cuento de apertura, es una historia escrita en primera persona de un hombre que sabía que no estaba muerto, aunque estaba en su ataúd. Todo comienza con un ruido “frío, contante, vertical, que ya tanto conocía; pero que ahora s ele presentaba agudo y doloroso, como si de un día para otro se hubiera desacostumbrado a él”. Tal fenómeno que lo atormentaba, era digno de quererlo desaparecer. ¿Qué cosa más tediosa, horrible y hasta terrible, un ruido que, de su constancia, se vuelve un dolor insoportable? Por ello mismo tenía la determinación de acabarlo. De alcanzar con sus manos aquel lugar (la cien) en su cabeza y tratar de arrancarlo, pero no podía hacerlo. ¿Por qué? Su cuerpo se había transformado, modificado, a tal punto que no podía moverse.

Sin embargo, ese ruido, como se nombró, ya había sido escuchado con anterioridad, y fue cuando había muerto por primera vez. Cuando se vio a sí mismo muerto, cual proyección astral, y donde un médico le aseguró a su madre que tenía una grave enfermedad: estaba muerto. Sin embargo, con un sistema de “autonutrición”, el muerto, si bien en cierto sentido muerto estaba, contaría con las mínimas funciones básicas como si estuviera vivo. En otras palabras, contemporáneas, quedaría en estado vegetativo. Así, tenemos el relato de cómo una persona fue consciente no solo de una primera muerte parcial, y luego será testigo de su segunda y definitiva muerte.

El segundo cuento que traeré a colación es Eva esta dentro de gato. Tercero en el orden que trae el libro, y uno de los más interesantes a pesar de su sencillez argumentativa.

Una mujer, Eva, esta cansada de su vida, más exactamente de su belleza. Porque la belleza está ahí, desde siempre, desde que tiene memoria, sin embargo, desea que los ojos que siempre se posan en ella desaparezcan. Que esas miradas que siempre han invadido su existencia simplemente se esfumen. Cosa por demás que parece imposible porque (metafóricamente), ella en la sangre tiene unos insectos. Unos seres que no son de ella, y que le fueron transmitidos por su madre, por su abuela, por quien sabe desde qué antepasado, y que se ha sido una constante generación tras generación hasta ese momento en que ella los heredaba; “seguían martirizándola y embelleciéndola despiadadamente”.

Su vida es solo una tortura que desearía inexistente, donde pensamientos recurrentes como ser fea o haber nacido hombre asaltan su cabeza en ese doloroso día a día. Y es ahí, en ese trance de pensamientos angustiosos y retrospectiva desolada, donde comienza a generarse un extraño cambio que va desde el pensamiento al mundo; de lo inmaterial a lo material, y que la llevará a ver, en algún, momento el comportamiento de su gato, y que el deseo ser ese animal vaya más allá de lo físico, lo lógico o lo entendible.

Estos pequeños nombramientos son los únicos que haré, a modo de reseña general, sobre el contenido del texto, pues ahora daré mi opinión, no sin referirme, claro está, a otros cuentos.

Hay que tener en cuenta que la etapa de los cuentos incluidos en Ojos de perro azul de García Márquez es bastante temprana. Va, alrededor, de los 19 a los 27 años. Cosa que explicaría ese estilo de prosa poética que se pierde bastante en su madurez. También el tema transversal que hay en todos los cuentos: la muerte. Desde La tercera resignación hasta Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, este tema es central; eso sí, no sin matices. Por ejemplo, en La otra costilla de la muerte, se trata la relación entre gemelos, uno de los cuales (sí, adivinaron), está muerto. Amargura para tres sonámbulos es de contenido más sobrio (sin dejar de lado la poética para exponer el contenido), pero más sensible a la hora de tocar la relación entre los personajes. Pero bueno, no vengo, como dije anteriormente, a hablar uno por uno.

Lo que si debo afirmar es que esta parte de García Márquez se ve eclipsada por los textos que se acercan más a Cien años de soledad. Por ejemplo, es mucho más común hablar de Los funerales de la mama grande, que narrativamente tienen más proximidad con ese realismo mágico, que Relato de un náufrago. Este último con el aire propio del extenso desarrollo de su trabajo periodístico. También, de mayor popularidad son las primeras tres novelas, a saber, La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, preámbulo de Cien años de soledad, que los que comienzan a desprenderse de esta época, como El otoño del patriarca (personalmente mi favorito sin lugar a dudas).


Pero volviendo a los cuentos, y dejando un poco de lado su temática, puedo afirmar que aquí encontraremos experimentación si comparamos unos con otros. En La mujer que llegaba a las seis, se desenvuelve una trama material, por así decirlo; llámese mejor, aterrizada, donde solo intervienen dos personajes, y lo mundano es lo que se respira en el ambiente. La noche de los alcaravanes es el más flojo de los cuentos, pero no por ello el menos interesante, pues la ceguera de varios hombres resulta temible, pero con un vaho de comprensión, resentimiento y hasta recelo, del lado de aquellos que saben, o has oído la historia, de los hombres que perdieron sus ojos.

Es entendible que, a menos que seas un lector asiduo de García Márquez, o un devorador literario, el entrar en contacto con la obra de este autor se da más por tradición cultural, que por iniciativa propia. Esto es totalmente desventajoso, pues lo común es que en la etapa de primaria y, especialmente, secundaria, se torne fastidiosa la obligatoriedad de leer libros que no solo no interesa, sino que, de no hacerlo, toma carácter punitivo.

Siento que esta recopilación es más de descubrimiento propio. Pues la prosa puede tornarse de difícil comprensión en algunos pasajes, lo cual hace que su lectura pueda tender a el detenimiento. A pararse a pensar y evocar los sentimientos y emociones que quiere transmitir la letra. No así con otros, que son sencillos, y pueden subvalorarse como cuentos que hacen ruido a los otros.

En fin, solo quiero que sepas, querido lector, que el valor único de esta etapa temprana del escritor colombiano, en cierta medida, es tanto más asequible como compleja. Más rica en diversas temáticas (a pesar del eje transversal que las une a todas), y que da mucho para hablar si se quiere entender, tanto el realismo mágico, como la trascendencia de estas pequeñas historias a su escritura de la madurez.

Con un constante devenir en García Márquez.

R31K3

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