Ficha técnica |
|
Título |
Ojos de perro azul |
Autor |
Gabriel García Márquez |
Tipo |
Cuento |
Editorial |
Norma |
Primera edición |
1997 |
Impresión |
Colombia |
Páginas |
109 |
ISBN |
958 – 04 – 3322 - 4 |
Afirmo de entrada que, si bien la obra magna de este
autor, es de nivel profesional, sus cuentos, a la luz tanto de nuevos como de
viejos lectores, son mucho más interesantes. Pero como suele ser en mis reseñas
para cuentos, tomaré solo un par para exponer esta idea, pues no solo es
complejo tomar solo un fragmento (o la idea general bien delimitada) de textos
tan cortos, sino que considero innecesario hacerlo con cada uno.
La tercera resignación, cuento de apertura, es una historia escrita en primera
persona de un hombre que sabía que no estaba muerto, aunque estaba en su ataúd.
Todo comienza con un ruido “frío, contante, vertical, que ya tanto conocía;
pero que ahora s ele presentaba agudo y doloroso, como si de un día para otro
se hubiera desacostumbrado a él”. Tal fenómeno que lo atormentaba, era digno de
quererlo desaparecer. ¿Qué cosa más tediosa, horrible y hasta terrible, un
ruido que, de su constancia, se vuelve un dolor insoportable? Por ello mismo
tenía la determinación de acabarlo. De alcanzar con sus manos aquel lugar (la
cien) en su cabeza y tratar de arrancarlo, pero no podía hacerlo. ¿Por qué? Su
cuerpo se había transformado, modificado, a tal punto que no podía moverse.
Sin embargo, ese ruido, como se nombró, ya había sido
escuchado con anterioridad, y fue cuando había muerto por primera vez. Cuando
se vio a sí mismo muerto, cual proyección astral, y donde un médico le aseguró
a su madre que tenía una grave enfermedad: estaba muerto. Sin embargo,
con un sistema de “autonutrición”, el muerto, si bien en cierto sentido muerto
estaba, contaría con las mínimas funciones básicas como si estuviera vivo. En
otras palabras, contemporáneas, quedaría en estado vegetativo. Así, tenemos el
relato de cómo una persona fue consciente no solo de una primera muerte
parcial, y luego será testigo de su segunda y definitiva muerte.
Una mujer, Eva, esta cansada de su vida, más exactamente
de su belleza. Porque la belleza está ahí, desde siempre, desde que tiene
memoria, sin embargo, desea que los ojos que siempre se posan en ella
desaparezcan. Que esas miradas que siempre han invadido su existencia
simplemente se esfumen. Cosa por demás que parece imposible porque
(metafóricamente), ella en la sangre tiene unos insectos. Unos seres que no son
de ella, y que le fueron transmitidos por su madre, por su abuela, por quien
sabe desde qué antepasado, y que se ha sido una constante generación tras
generación hasta ese momento en que ella los heredaba; “seguían martirizándola
y embelleciéndola despiadadamente”.
Su vida es solo una tortura que desearía inexistente, donde
pensamientos recurrentes como ser fea o haber nacido hombre asaltan su cabeza
en ese doloroso día a día. Y es ahí, en ese trance de pensamientos angustiosos
y retrospectiva desolada, donde comienza a generarse un extraño cambio que va desde
el pensamiento al mundo; de lo inmaterial a lo material, y que la llevará a ver,
en algún, momento el comportamiento de su gato, y que el deseo ser ese animal vaya
más allá de lo físico, lo lógico o lo entendible.
Estos pequeños nombramientos son los únicos que haré, a
modo de reseña general, sobre el contenido del texto, pues ahora daré mi opinión,
no sin referirme, claro está, a otros cuentos.
Hay que tener en cuenta que la etapa de los cuentos
incluidos en Ojos de perro azul de García Márquez es bastante temprana. Va,
alrededor, de los 19 a los 27 años. Cosa que explicaría ese estilo de prosa
poética que se pierde bastante en su madurez. También el tema transversal que
hay en todos los cuentos: la muerte. Desde La tercera resignación hasta Monólogo
de Isabel viendo llover en Macondo, este tema es central; eso sí, no sin
matices. Por ejemplo, en La otra costilla de la muerte, se trata la
relación entre gemelos, uno de los cuales (sí, adivinaron), está muerto. Amargura
para tres sonámbulos es de contenido más sobrio (sin dejar de lado la
poética para exponer el contenido), pero más sensible a la hora de tocar la
relación entre los personajes. Pero bueno, no vengo, como dije anteriormente, a
hablar uno por uno.
Lo que si debo afirmar es que esta parte de García
Márquez se ve eclipsada por los textos que se acercan más a Cien años de
soledad. Por ejemplo, es mucho más común hablar de Los funerales de la mama
grande, que narrativamente tienen más proximidad con ese realismo mágico, que Relato
de un náufrago. Este último con el aire propio del extenso desarrollo de su
trabajo periodístico. También, de mayor popularidad son las primeras tres novelas,
a saber, La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora,
preámbulo de Cien años de soledad, que los que comienzan a desprenderse de esta
época, como El otoño del patriarca (personalmente mi favorito sin lugar
a dudas).
Es entendible que, a menos que
seas un lector asiduo de García Márquez, o un devorador literario, el entrar en
contacto con la obra de este autor se da más por tradición cultural, que por iniciativa
propia. Esto es totalmente desventajoso, pues lo común es que en la etapa de
primaria y, especialmente, secundaria, se torne fastidiosa la obligatoriedad de
leer libros que no solo no interesa, sino que, de no hacerlo, toma carácter punitivo.
Siento que esta recopilación
es más de descubrimiento propio. Pues la prosa puede tornarse de difícil
comprensión en algunos pasajes, lo cual hace que su lectura pueda tender a el
detenimiento. A pararse a pensar y evocar los sentimientos y emociones que
quiere transmitir la letra. No así con otros, que son sencillos, y pueden
subvalorarse como cuentos que hacen ruido a los otros.
En fin, solo quiero que sepas,
querido lector, que el valor único de esta etapa temprana del escritor
colombiano, en cierta medida, es tanto más asequible como compleja. Más rica en
diversas temáticas (a pesar del eje transversal que las une a todas), y que da
mucho para hablar si se quiere entender, tanto el realismo mágico, como la
trascendencia de estas pequeñas historias a su escritura de la madurez.
Con un constante devenir en
García Márquez.
R31K3
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