Ficha técnica | |
Título | Nocturnos – Cinco historias de música y crepúsculo |
Autor | Kazuo Ishiguro |
Editorial | Anagrama |
Primera edición | 2010 |
Impresión | España |
Páginas | 233 |
ISBN | 978-958-5423-09-1 |
Conocí la escritura de Ishiguro tanto por casualidad como por aventura. Aventura porque en algún momento quería abarcar algunos autores japoneses (los que más llegué a leer fueron Sōseki y Mishima), y llegué a él por ser ganador de Nobel. Por casualidad, porque busqué alguno de sus libros en físico, y el más conocido Nunca me abandones, fue simplemente imposible de adquirir por préstamo bibliotecario (Ya saben, la precariedad económica para comprar un libro debe solventarse de alguna u otra manera). Así que, al final, terminé leyendo Los restos del día, que hoy tiempo, es de mis libros favoritos (que pienso releer para traer la reseña escrita).
Ahora, nocturnos es la segunda obra de Ishiguro que a bordo, y no podría ser más satisfactorio, por cuanto es un libro de cuentos. Esto, porque he comenzado a gustar de aquellas variaciones en estilo y contenido de un mismo autor, así que por esto me vi seducido por este ejemplar. Pero vamos a enfocarnos.
Nocturnos, cuyo subtítulo reza “Cinco historias de música y crepúsculo”, es una descripción plena tanto del contenido como de las líneas argumentales que atraviesa todos los cuentos.
De entrada, la música juega un papel fundamental pero no esencial. Es decir, no es el centro en sí mismo, pero es usada como un instrumento para iniciar las historias, para profundizarlas o es usada como un anexo más. Esto hace que no sea un libro centrado en el amor por la música en sí misma, sino que esta juega diversos roles dependiendo de la historia.
Para la presente reseña abarcaré solo dos de los cinco cuentos, (más específicamente los dos primeros), como una degustación de aquello a lo que se puede enfrentar el lector.
El primer cuento titulado El cantante melódico, nos ubica en Italia y en la piel de Janek. Un joven extranjero el cual trabaja como músico en una plaza llamada piazza San Marco. Este es un lugar de turismo, el cual tiene por particularidad la música como centro de atención. Dependiendo del local comercial al que se acerque el turista, podrá escuchar un género musical específico. Este lugar es tan amplio que, a pesar de tal oferta auditiva, no hay problemas de que tal diversidad se transforme en ruido.
Janek tiene diferentes turnos, y nos relatará como allí, en medio de su lugar de trabajo, conoce a Tony Gardner. Este es un cantante que fue famoso con para la generación anterior, y ampliamente admirado por la madre de Janek. De hecho, el mismo Janek fue criado con bastantes de sus canciones, lo cual hace que se apele a la nostalgia como motivación para hablar con él.
De hecho, el diálogo de entrada con Gardner es sobre el gusto de la madre de Janek, que, a pesar de su timidez, y después de arriesgarse a hablar con él, Gardner lo invita a sentarse. Pero lo que en principio se podría esperar fuera un diálogo, en ocasiones se torna en un monólogo, pues el viejo cantante parece estar más atento a alguna otra cosa. Esto se entiende en el momento que le presenta su pareja a Janek: Lindy. Una mujer ya entrada en edad, pero que se ha cuidado bastante y aparenta menos años.
Ahora, la mujer es bastante imprudente en sus comentarios, pero no plenamente consciente de ello. Esto hará que poco después de unas cuantas preguntas y palabras desacertadas, decida retirarse y dejar solos a los hombres. De aquí en adelante se entenderá el por qué hay una relación que se ve distante entre la pareja, y como Janek ayudará a Gardner llevar a cabo un acto simbólico dentro de esta relación.
El segundo cuento, Come Rain or Come Shine, nos relata la historia de tres amigos: Ray, Charlie y Emily. El narrador es Ray, e iniciará con la música como intermediario entre él y Emily durante su juventud, con mayor precisión, durante la universidad. Ellos pasaban jornadas juntos escuchando diferentes canciones en el tocadiscos de Emily. Sin embargo, dentro de la ecuación de los tres, el queda fuera, pues Charlie y Emily se hacen pareja y terminan casándose. Aun así, Ray continuará como el mejor amigo de la pareja a pesar de la distancia.
Ahora, mientras Charley y Emily llegan a ser una pareja común, pues se establecen en Londres, Ray es un viajero sin un lugar donde echar raíces, el cual logra lo poco que ha hecho a partir de las lenguas; los idiomas. Esto hace que exista una especie de desigualdad en los logros por la pareja respecto a Ray, y aunque en una amistad esto debería ser irrelevante, comienza a mostrarse una actitud poco considerada por parte de los amigos de Ray, por lo que podría definirse como perspectiva retrógada. Elemento por demás contradictorio, pues un tipo de libertad que profesaban en la juventud, se termina transformando en una relación amistosa un tanto negativa.
Ray habla por teléfono con Charlie, pero no con una intención fraternal de este último hacia el primero, sino por intereses personales: para pedir un favor (bastante cercano a la realidad). Dicho favor tiene relación directa con Emily, y la relación que por años han mantenido. Y si bien nuestro protagonista acepta la solicitud de su viejo amigo, los comentarios ofensivos de este último, como la minimización de las opiniones o situaciones de Ray y la reiteración de lo mal que ha llevado su vida, hace que un sentimiento de frustración florezca tanto en el personaje como en el lector.
Entre los cuentos incluidos en este libro, este es el que tiene mayor particularidad, y que personalmente, si bien no es el que más me gusta, sí el que más me despertó emociones.
La actitud reduccionista y codescendiente hasta el extremo de la pareja (cada uno a su manera), despierta desprecio, por cuanto Ray no es escuchado en absoluto, y parece que ellos solo se escuchan a sí mismos. Cualquier acto o palabra de Ray que tiene un sentido o intención determinada, es interpretado por ellos haciendo de oídos sordos a sus justificaciones. Seguido de esto, Ray es un hombre con una personalidad apacible, adaptable y pasiva. Por ello, a pesar de la frustración que trasmite como personaje, llegas más a sentir pesar por él que fastidio por no actuar con temple, como injusticia por la situación y su buen corazón. Claro, esto podría hasta percibirse como una historia algo plana si fuera lo único que narra el cuento, pero no es así. Lo mencionado se mezcla con una situación irreal, donde todo termina por salirse de control, (aparentemente), y no sabes si como lector deberías reír o llorar.
Ahora. Respecto a los diversos personajes de las cinco historias, solo existirá una conexión clara entre el primer y cuarto cuento, aunque cada uno por cuenta propia no necesita del otro. Y, aun así, teniendo esto en cuenta, me parece que me quedo corto con la descripción del contenido del texto.
Para avanzar un poco más en esta reseña, nombraré la simetría en forma y contenido de los cuentos. Primero, todos tratan de relaciones de pareja, donde de manera directa o indirecta interviene una persona. Esto queda más que claro en los dos cuentos ya delineados, y aunque en el cuarto solo habrá dos protagonistas, se sobreentenderá esta triada. Segundo, se hablará sobre el amor. Esto puede sonar más que obvio, y sin embargo no lo es. ¿Por qué? Pues el hecho es que se trata de reconsiderar las diferentes formas de amor, o las diferentes maneras en que las parejas se relacionan, y donde el amor puede o no jugar un valor elemental. Puede ir desde un mero interés económico, pasando por un valor instrínseco a la relación que parece invisible rayando en la costumbre, hasta ser algo tan esencial e imprescindible, que va más allá del engaño.
En general, el libro apunta a tropezar, o estrellarte, con esos espacios que no parecen tan claros para una comprensión estándar de cómo son, o como deberían ser, las relaciones de pareja. Es decir, trata de aterrizar aquellos amores o relaciones idealizadas, rompiendo sutil y delicadamente aquellos márgenes a los que estamos acostumbrados, pero sin la agresividad de un burdo trasgresor.
Nocturnos es una compilación que goza de tomarse sus propios tiempos. Puede sentirse algo lento en el desarrollo de la historia, divertida y entretenida con situaciones poco comunes, como melancólica y nostálgica cuando nos muestra esas formas, propias de cada relación, en que varían las relaciones humanas; amenizado de principio a fin con sonidos que no se quedan atrapados en títulos o autores ficticios, sino que une y separa corazones por algo tan común como la música.
Un libro que no se lleva las cinco estrellas y no creo que me alcance a más allá de la cuarta, pero cuyo estilo en diferentes velocidades, revela tanto versatilidad como reflexión para el escritor y el lector.
Con aprecio, R31K3.
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