lunes, 5 de julio de 2021

Reseña: Persuasión de Jane Austen

Ficha técnica

Título

Persuasión

Autor

Jane Austen

Editorial

Calpe

Primera edición

1919

Impresión

Madrid


Queridos lectores, si algo he aprendido a través de las reseñas, es que las críticas negativas son realmente reducidas, uno, porque no muchas personas se arriesgan a hacerlas a causa de no caer mal; dos, porque siempre hay una tendencia a leer aquello que nos gusta, lo cual reduce la posibilidad; tres; siguiendo con la idea anterior, no nos exponemos suficiente para confirmar nuestras intuiciones negativas. En ese sentido, afirmo que Orgullo y prejuicio no es una buena novela. Reafirmando, que es buena en tanto un estudio de carácter histórico o social, es decir, netamente académico, para que funcione, pero que la obra en muchos sentidos es mala.

Con esto, seguramente espantaré a más de un fan de la autora y de sus obras. No me sorprendería que así fuera. Y aun así, ante tanto seguidor de Austen, como de sus libros, me preguntaba si tal vez me equivoqué en la apreciación. Si, por un desacierto de gustos y análisis, estoy desfasado y un autoengaño me lleva a menospreciar una gran obra. Por ello, y siguiendo una lectura conjunta de esta autora, decidí dar una nueva oportunidad a Austen. Ahora, ¿de qué trata persuasión?

La historia se abre con la cabeza de la familia Elliot: Sir Walter Eliot. Este es un hombre arrogante, el cual tiene por gran defecto que esa arrogancia lo lleva tener una vida de derroche a favor de una vanidad imbuida por la alta sociedad. Ropa, lugar donde vive, reuniones, festejos, etc. Sir Walter Elliot es viudo, y tiene a su cargo a dos de sus tres hijas. La mayor, Isabel, es de una personalidad paralela a la de su padre. Anna, nuestra protagonista, la segunda en orden, es de una personalidad más solícita, no por ello tonta o despistada. La última, María, ya casada, es una joven perezosa, la cual está acostumbrada a convencer a los demás a hacer las cosas que no quiere, colocando siempre como excusa alguna enfermedad. Incluso, detesta hacerse cargo de su propio hijo.

El problema sobreviene, cuando las tierras de los Elliot no producen suficientes ganancias para mantener la vida ostentosa que tanto gusta a Sir Walter, ya que la señora Elliot, en vida había sido quien administraba de forma eficaz el dinero. Sin ella, claro, se traduce en un detrimento del patrimonio.

La esposa de Sir Walter, tenía una mujer amiga. Tan allegada, que se le confió la educación de las hijas. Más allá de lo esperable, esta mujer, de apellido Russell, no se casó con Sir Walter, aunque si servía como una especie de institutriz. Y aunque tuvo contacto con las tres, siempre tuvo por preferida a Ana.

Mientras la señora Russell propone un plan a largo plazo, estamos hablando de varios años, para pagar a los acreedores, y mantener una vida de altura en su querido hogar llamado Kellynch Hall. Esto, si bien suena bien en principio, es absolutamente imposible para Sir Walter e Isabel, y junto al consejo del abogado Shepherd, deciden dejar Kellynch Hall, para un lugar no demasiado austero, pero que permita paliar en alguna medida, su economía decadente.

La centralidad de nuestra protagonista, Anna, se da en la medida de su “fealdad”. Parte de la alta alcurnia que promueve Sir Elliot, de cara a la sociedad, no solo es económica, sino estética. Para el, Ana era una preciosa criatura de pequeña, pero que al crecer pierde su encanto. Esto marcará cierto desprecio por parte también de Isabel, que hará de Ana una mujer sin soberbia y más abierta a las posibilidades. Dentro es estas está el rechazar a Carlos Musgrove, hombre que, al verse rechazado, decide casarse con su hermana menor.



Bueno, hasta aquí tenemos una descripción somera. ¿Pero qué sería de Austen sin romance? Tal vez poco. Y el romance de Anna viene precedido por un rechazo involuntario. Ana tiene un romance a muy corta edad con un chico de apellido Wentworth. Como en ese momento era pobre, se ve persuadida por la señora Russell, pues no es buen partido a futuro, y menos teniendo en cuenta su linaje. Ella hace caso, y se cohíbe de este joven amor.

Ahora que han abandonado Kellynch Hall, este último queda para ser ocupado. Esto ocurre por parte del Almirante Croft, un hombre bastante amable, pero cuyas relaciones navales, lleva consigo a una relación cercana con Wentworth, que ahora, después de nueve años, ostenta el título de oficial, y con ello a integrar de nuevo los círculos sociales de Ana.

Tanto tiempo ha pasado, que, si bien la riqueza que ostenta Wentworth no se compara a la de su padre, la inseguridad por el tiempo transcurrido, como por su belleza perdida, hace que el acercamiento de estos personajes se vea constantemente truncado.

Hasta aquí, como siempre, no hay mayor cosa que pueda encontrarse en los portales acerca del argumento, además de otros personajes de la obra. Por ello, seguiré con mi apreciación, de la cual anticipo que infortunaré al amante de Austen, no solo por los spoilers que desde ya anticipo, sino, porque aseguro, esta obra es de una etapa que podría decirse como decadente. ¿Por qué? Los factores históricos apuntan a que esta última obra de la autora, pues estaba escrita algún tiempo antes de su muerte, cosa que llevo a que fuera publicada de forma póstuma; esto implica que su edición se hizo basándose en lo que se conocía de ella. Esto abre un espectro a la posibilidad de que la obra no está terminada, si no, más bien corregida, según las posibles expectativas de la autora. Además, estamos hablando de la última etapa de su vida, y con esto, todo lo que puede implicar un escritor envejecido.

Aun así, hay estructuras básicas de Persuasión que comparte con Orgullo y prejuicio, y que al parecer hace lo mismo con otras obras, lo cual limita las características históricas ya mencionadas.

Primero, es una novela burguesa. ¿hay un problema con ello? No realmente, pero si es de reprochar que la autora solo retrate la vida de los ricos, que solo pueden ser felices cuando se casan para continuar medianamente con sus riquezas.

Y es que a Austen se le defiende por defender la libertad de la mujer. Cosa que no negaré en absoluto. Pero que al igual que con Orgullo y prejuicio, defiende la libertad de la mujer de cazarse con quien quiera, con independencia de su procedencia, y que el valor predominante sea el amor verdadero. Pero esto no es de todo real en toda la extensión que se esperaría, porque los personajes principales, solo son felices si hay dinero de por medio.

¿Podía acceder Wentworth a Ana siendo pobre? Seguramente, en el mundo real, sí. Pero con la cláusula de que tendría a toda la familia en contra, y la seguridad de vivir en los estratos más bajos de la sociedad, pues Sir Elliot no consentiría dar nada de su fortuna. Pues recuérdese, que si bien hay mujeres que tiene gran poder económico, como muestra esta novela con Lady Dalrymple, no es caso regular de la época, de sus novelas y del personaje de Anna. No. De hecho, el que Wentworth vuelva a entrar en la vida de Ana, a partir de una conexión importante a nivel económico, es parte del modus operandi de las obras de la escritora.

Incluso, todo personaje pobre que aparece, o medianamente cerca de la quierbra total, tendrá un final feliz que es atravesado por la riqueza. Así pasa en este texto con una vieja amiga de la escuela de Ana, así pasará en Orgullo y prejuicio, curiosamente también con la amiga de la protagonista.

Normalmente no me gusta hablar de si conecto o no con personajes, pero el trasfondo de Ana, donde es despreciada por su padre literalmente por fea, o su inseguridad a causa del rechazo echo a su amado en el pasado, no alcanza a explotarse, ya que pasa a ser solo un eslabón más de una historia de hacer visitas y conexiones sociales para mantener una vida económicamente relevante.

Mientras Isabel sufre por verse demasiado mayor para sacarse, y su padre se regodea, y desea regodearse, constantemente con las clases altas. Las reuniones que ofrecen todas las comodidades necesarias para expandir las amistades, como de generar esos espacios, es clara. Entonces, ¿no habría sido más interesante ver si el verdadero amor soporta no solo el tiempo, sino la inmisericorde pobreza? ¿El no saber como sobrevivir día a día y que esto no afecte el amor, sino que sea ese mismo amor el que lleva a vivir una vida satisfactoria, así sea en la humildad? Pues esta idea, tal vez demasiado moderna, era parte de la cotidianidad de la época de Austen, donde sus historias relegan del todo la revolución industrial y lo interesante de esa época.

Un par de aspectos abandonados, para cerrar el contenido mismo de la obra, y con falta de explotación son, por un lado, uno primero, que se podría juzgarse más como caprichoso por mi parte como lector; un segundo, de vital importancia a lo largo de la obra al que no se le da profundidad. Respecto al primero, se menciona la importancia de un libro de la familia Collins, en el cual Sir Elliot apuntaba elementos relevantes de la historia de la familia. En dicho objeto se hace un énfasis tan importante, además que se usa para enganchar al lector, que al final es irrelevante y solo se nombra, de manera somera, una segunda vez, casi culminando la novela. En segundo lugar, y un elemento que es repetitivo por su aparente estimación en los personajes, es la vida naval.



Desde un principio tenemos a un Sir Elliot que denigra la vida en altamar, al igual que la guerra, porque degenera rápidamente la juventud y la belleza de los hombres. Es un ataque mordaz. Además, si bien su nuevo huésped en Kellynch Hall es de esta profesión, al igual que Wentworth, el nuevo esposo de Anna (¡Uy no, que ironía!), no se muestra en absoluto acerca de las dificultades que viven en la guerra. De los traumas o las cosas horribles que vieron allá. No. Tampoco la dificultad que tal vez Wentworth pasó, para mantener su amor latente, pues parece que es lícito intuir que su título ya es deseable para un matrimonio. No. No hay absolutamente nada de trasfondo sobre la vida de estos hombres, que viven de puerto en puerto, con un entrenamiento propio para la guerra. No. Realmente parecen soldados de plástico o marinos de juguete. La profesión es exquisitamente vacía.

Reafirmo que esta autora ha sido henchida de forma exagerada, por una cultura de tradición inglesa que trata de enaltecer su misma historia, al igual que una cultura pop que es capaz de retratar de manera seductora cualquier historia, endulcorando cualquier cosa.

Por eso, también reafirmo, que la obra de Austen está englobada para estudios históricos, es decir, de carácter académico, como para tomar sus obras como mero entretenimiento, pero que está dada desde una burbuja que no toma en cuenta otros aspectos de la realidad, y que no solo enmarca en la no ficción, sino que sus libros tienen una configuración repetitiva. Básicamente un molde.

Por esta razón, amigo lector, NO recomiendo ni Persuasión, ni Orgullo y prejuicio, más allá del especialista, o porque no consigues nada mejor que leer. Cosa por demás difícil con la oferta cuasi infinita de buenos autores.

Con cariño, R31K3


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