martes, 29 de agosto de 2017

Reseña El saqueo cultural de America Latina - Fernando Báez

 Ficha Técnica

Título
El saqueo cultural de América Latina – De la con quista a la globalización.
Autor
Fernando Báez
Editorial
Random House Modadori
Primera edición
2008
Impresión
Venezuela
ISBN
978 – 980 – 293 – 467 - 6

Contenido

El saqueo cultural de América Latina  de Fernando Báez, bibliotecólogo e investigador de origen venezolano, es un libro de carácter técnico que recorre con la misma temática que describe el título, una historia de América Latina, del nuevo mundo.

Este libro es un trabajo transversal de varias disciplinas que toman como eje la historia. Es un libro no sólo de revisionismo académico sino de denuncia, pues trae a colación esas historias poco contadas y a veces olvidadas, del terror por el que pasaron los habitantes del nuevo mundo de mano de los llamados descubridores y conquistadores.

Ante todo, Báez es un autor realista. No idealiza  de forma alguna a los aborígenes del nuevo mundo contraponiéndolos con sus posibles contrarios del viejo continente. Nos da, en general, una antropología de corte maquiavélico. Para Báez, entonces, el hombre es un ser malvado por naturaleza y la sociedad lucha porque este sea educado e “incorporado a la civilización para que pueda convivir en paz con otros hombres” (Pág. 23).

Tomando este fundamento como eje, esta perspectiva antropológica, se entiende de forma clara cómo es posible que el hombre a través del tiempo se aventure a una historia llena de vejámenes que superarían las peores creaciones del mejor de los escritores de terror. Y es que el autor no se limita a exponer, en primera instancia, solo el caso de América Latina, si bien la temática gira respecto a ella. Nos trae ejemplos para retratar su perspectiva de la conquista y hace parecer, desde mi lectura, que la sangrienta historia que trajeron los europeos era casi inevitable.

Y es que para muchos, como el horrible ejemplo que nos dio José Antonio Sázchez, presidente de la radiotelevisión pública española, pareciera que la conquista a sangre y fuego por parte de Europa al nuevo mundo estaba de alguna forma justificada. Así, y de palabras de autor, “Ni Gengis Khan, ni Hitler, ni Sloboman Milovich, ni los verdugos que obedecían complacidos al tirano Joseft Stalina, pudieron matar a tantos hombres, mujeres y niños como los europeos en América…” (Pág. 39), pues entre el siglo XVI y XVII la población en el Perú se redujo a un millón, o en una cantidad similar en México, donde en este último representaría una diferencia de hasta el 96% (Pág. 25).

Las razones para tan atroz actuar varían según el ángulo desde el cual se estudie estos procesos. Uno, el más representativo tiene que ver con que los nuevos hombres en estas tierras no veían en los indígenas a humanos, los concebían más bien como seres a medio desarrollar y de tal manera debían ser transformados, evangelizados. Esta expectativa era clara, al mismo tiempo que el aprovechamiento a causa de las necesidades económicas por las que en principio pasó España, accionar que motivo a muchos otros países a incursionar. Es un tanto llamativo el hecho de que se llevaron a cabo todos estos actos especialmente por la revolución ilustrada que comenzaba a nacer en el viejo continente.

La revisión que se hace pasa por Colombia, Brasil, Guatemala, pero especialmente por Perú y México, pues son los países en donde aparece mucha más evidencia.
El proceso que Báez encuentra en común en los principales imperios invasores (España, Inglaterra y Portugal) tiene unas bases claras:

“1) Exterminio o deslegitimación de los símbolos culturales del adversario: o el etnocidio o la subordinación forzosa o consentida de la memoria colectiva del grupo sometido. 2) Colonización por medio de migraciones selectas que implantaron instituciones jurídicas y religiosas para contener la resistencia y extender el dominio. 3) Dualismo dual pedagógico en el esquema civilización o barbarie: el bien y el mal han sido categorías técnicas de intimidación entre los sometidos. 4) Bipolarismo socio-cultural: la asimilación fue recompensada con creces.” (Pág. 248).

Es entonces que se puede tener una perspectiva abarcadora del desarrollo real que tuvo la conquista en el nuevo mundo. Desde la implantación de la nueva religión a la pérdida de la lengua materna, de el robo de tesoros para comerciar a la destrucción de toda una simbología, de masacres y vejaciones a la necesaria eliminación de la cultura.

Estos hechos históricos han arrastrado y, aun peor, distorsionado terriblemente el problema fundamental que aun hoy en día se quiere responder la sociedad humana: ¿Quiénes somos? La identidad, la identificación simbólica que busca cada persona en una religión, un pensamiento económico, político, etc. Ha sido controlada desde el mismo descubrimiento y conquista hasta el día de hoy. Es por ello que la memoria, la identidad y la cultura, son los elementos que se entrelazan fuertemente e influir en uno afectara irremediablemente a los otros; así “el olvido es una manera de romper el lazo de la identidad” (pág. 277), y como consecuencia se puede implantar una nueva quien tenga los medios.

Apreciación personal y crítica

Sincerándome con el lector, no tengo una crítica negativa acerca del libro, pues no solo carezco de las herramientas histórico-sociales de un profundo investigador; solo tengo las de un lector que busca constantemente la respuesta a la identidad.

Y es que el texto de Báez tiene por final, si bien una serie de conclusiones claras y concisas, una profundización sobre la identidad pero enfocado a lo social, tema que en lo personal me atrajo inicialmente al texto (me gusta leer el contenido del mismo). Hace un estudio largo y juicioso de dicho tema buscando ese punto de anclaje que permite decir no solo a una persona un yo soy, sino a una sociedad un nosotros somos. Enunciado que parecen tristemente aparecer únicamente en la medida en que sabemos quienes no somos.

Esto último parece trivial y frívolo, pero la relevancia real aparece en vista de que en la historia humana la xenofobia ha reinado y perdurado hasta nuestros días. Los movimientos extremistas, las guerras religiosas, las muertes continuas, muchas veces no son entre grandes naciones sino entre personas de una misma ciudad, barrio o calle. Parece que solo falta el atisbo de una nimiedad respecto a algo que nos disgusta junto a un pensamiento ideológico más o menos arraigado, para patrocinar la muerte de aquél o aquellos que no son yo, pero que irónicamente afirman mi propia identidad.


Si bien tenemos acá un texto abrumador en cuanto a referencias que serviría como base para amplias investigaciones, a nivel humano deja un claro mal sabor de boca. No solo por la historia que muchos sabemos pero a veces no se quiere mirar, igual que la negación que muchos, y estoy seguro, un gran porcentaje, hemos llegado a llevar a cabo, sino por el hecho de que la perspectiva negativa de la naturaleza humana parece verdadera e irremediable en todo sentido. Por ello es que yo como lector de este texto y de una opinión positiva a esta última definición antropológica, puedo asegurar que mientras el humano exista en esta tierra, no habrá educación ni metodología que corrija la naturaleza humana, ni gobierno que la patrocine a favor de sus intereses.

Su servidor R3ik3




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