Ficha Técnica
|
|
Título
|
El saqueo cultural de América Latina – De la con quista a la
globalización.
|
Autor
|
Fernando Báez
|
Editorial
|
Random House Modadori
|
Primera edición
|
2008
|
Impresión
|
Venezuela
|
ISBN
|
978 – 980 – 293 – 467 - 6
|
Contenido
El saqueo cultural de América Latina de Fernando Báez, bibliotecólogo e
investigador de origen venezolano, es un libro de carácter técnico que recorre
con la misma temática que describe el título, una historia de América Latina,
del nuevo mundo.
Este libro es un trabajo transversal de varias disciplinas
que toman como eje la historia. Es un libro no sólo de revisionismo académico
sino de denuncia, pues trae a colación esas historias poco contadas y a veces
olvidadas, del terror por el que pasaron los habitantes del nuevo mundo de mano
de los llamados descubridores y conquistadores.
Ante todo, Báez es un autor realista. No idealiza de forma alguna a los aborígenes del nuevo
mundo contraponiéndolos con sus posibles contrarios del viejo continente. Nos
da, en general, una antropología de corte maquiavélico. Para Báez, entonces, el
hombre es un ser malvado por naturaleza y la sociedad lucha porque este sea
educado e “incorporado a la civilización para que pueda convivir en paz con
otros hombres” (Pág. 23).
Tomando este fundamento como eje, esta perspectiva
antropológica, se entiende de forma clara cómo es posible que el hombre a
través del tiempo se aventure a una historia llena de vejámenes que superarían las
peores creaciones del mejor de los escritores de terror. Y es que el autor no
se limita a exponer, en primera instancia, solo el caso de América Latina, si
bien la temática gira respecto a ella. Nos trae ejemplos para retratar su
perspectiva de la conquista y hace parecer, desde mi lectura, que la sangrienta
historia que trajeron los europeos era casi inevitable.
Y es que para muchos, como el horrible ejemplo que nos dio José Antonio Sázchez, presidente de la radiotelevisión pública española, pareciera que la conquista a sangre y fuego por parte de Europa
al nuevo mundo estaba de alguna forma justificada. Así, y de palabras de autor,
“Ni Gengis Khan, ni Hitler, ni Sloboman Milovich, ni los verdugos que obedecían
complacidos al tirano Joseft Stalina, pudieron matar a tantos hombres, mujeres
y niños como los europeos en América…” (Pág. 39), pues entre el siglo XVI y XVII
la población en el Perú se redujo a un millón, o en una cantidad similar en
México, donde en este último representaría una diferencia de hasta el 96% (Pág.
25).
Las razones para tan atroz actuar varían según el ángulo
desde el cual se estudie estos procesos. Uno, el más representativo tiene que
ver con que los nuevos hombres en estas tierras no veían en los indígenas a
humanos, los concebían más bien como seres a medio desarrollar y de tal manera
debían ser transformados, evangelizados. Esta expectativa era clara, al mismo
tiempo que el aprovechamiento a causa de las necesidades económicas por las que
en principio pasó España, accionar que motivo a muchos otros países a
incursionar. Es un tanto llamativo el hecho de que se llevaron a cabo todos
estos actos especialmente por la revolución ilustrada que comenzaba a nacer en
el viejo continente.
La revisión que se hace pasa por Colombia, Brasil,
Guatemala, pero especialmente por Perú y México, pues son los países en donde
aparece mucha más evidencia.
El proceso que Báez encuentra en común en los principales
imperios invasores (España, Inglaterra y Portugal) tiene unas bases claras:
“1) Exterminio o deslegitimación de los símbolos culturales del
adversario: o el etnocidio o la subordinación forzosa o consentida de la
memoria colectiva del grupo sometido. 2) Colonización por medio de migraciones
selectas que implantaron instituciones jurídicas y religiosas para contener la
resistencia y extender el dominio. 3) Dualismo dual pedagógico en el esquema
civilización o barbarie: el bien y el mal han sido categorías técnicas de
intimidación entre los sometidos. 4) Bipolarismo socio-cultural: la asimilación
fue recompensada con creces.” (Pág. 248).
Es entonces que se puede tener una perspectiva abarcadora
del desarrollo real que tuvo la conquista en el nuevo mundo. Desde la
implantación de la nueva religión a la pérdida de la lengua materna, de el robo
de tesoros para comerciar a la destrucción de toda una simbología, de masacres
y vejaciones a la necesaria eliminación de la cultura.
Estos hechos históricos han arrastrado y, aun peor,
distorsionado terriblemente el problema fundamental que aun hoy en día se
quiere responder la sociedad humana: ¿Quiénes somos? La identidad, la
identificación simbólica que busca cada persona en una religión, un pensamiento
económico, político, etc. Ha sido controlada desde el mismo descubrimiento y
conquista hasta el día de hoy. Es por ello que la memoria, la identidad y la
cultura, son los elementos que se entrelazan fuertemente e influir en uno
afectara irremediablemente a los otros; así “el olvido es una manera de romper
el lazo de la identidad” (pág. 277), y como consecuencia se puede implantar una
nueva quien tenga los medios.
Apreciación personal y crítica
Sincerándome con el lector, no tengo una crítica negativa
acerca del libro, pues no solo carezco de las herramientas histórico-sociales
de un profundo investigador; solo tengo las de un lector que busca constantemente
la respuesta a la identidad.
Y es que el texto de Báez tiene por final, si bien una serie
de conclusiones claras y concisas, una profundización sobre la identidad pero
enfocado a lo social, tema que en lo personal me atrajo inicialmente al texto
(me gusta leer el contenido del mismo). Hace un estudio largo y juicioso de
dicho tema buscando ese punto de anclaje que permite decir no solo a una
persona un yo soy, sino a una
sociedad un nosotros somos. Enunciado
que parecen tristemente aparecer únicamente en la medida en que sabemos quienes
no somos.
Esto último parece trivial y frívolo, pero la relevancia
real aparece en vista de que en la historia humana la xenofobia ha reinado y
perdurado hasta nuestros días. Los movimientos extremistas, las guerras religiosas,
las muertes continuas, muchas veces no son entre grandes naciones sino entre
personas de una misma ciudad, barrio o calle. Parece que solo falta el atisbo
de una nimiedad respecto a algo que nos disgusta junto a un pensamiento
ideológico más o menos arraigado, para patrocinar la muerte de aquél o aquellos
que no son yo, pero que irónicamente afirman mi propia identidad.
Si bien tenemos acá un texto abrumador en cuanto a
referencias que serviría como base para amplias investigaciones, a nivel humano
deja un claro mal sabor de boca. No solo por la historia que muchos sabemos
pero a veces no se quiere mirar, igual que la negación que muchos, y estoy
seguro, un gran porcentaje, hemos llegado a llevar a cabo, sino por el hecho de
que la perspectiva negativa de la naturaleza humana parece verdadera e
irremediable en todo sentido. Por ello es que yo como lector de este texto
y de una opinión positiva a esta última definición antropológica, puedo
asegurar que mientras el humano exista en esta tierra, no habrá educación ni
metodología que corrija la naturaleza humana, ni gobierno que la patrocine a
favor de sus intereses.
Su servidor R3ik3
No hay comentarios.:
Publicar un comentario