Fincha Técnica
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Título
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Las crónicas de Narnia I – El sobrino del mago
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Autor
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C. S. Lewis
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Traductor
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Gemma Gallart
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Editorial
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Editorial Planeta
S.A.
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Primera edición en
español
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2005
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Impresión
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Barcelona
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Originario de
Irlanda del Norte (29 de noviembre de 1898), Clive Staples Lewis, más conocido
como C. S. Lewis, fue un destacado hombre polifacético; desde crítico
literario, escritor y apologista cristiano (entre otros). En este caso, si bien
estamos ante uno de sus libros y saga más conocidas popularmente a causa de las
películas basadas en la misma, para mi parece significativo, a nivel personal,
tanto rescatar como criticar tan buena obra. Y es Lewis siendo amigo de Tolkien
(sí querido lector, el escritor del señor de los anillos), al igual que este,
logra desarrollar sus proyectos en los cuales se ven relejados no solamente su
entorno, sino, más importante aun, sus creencias religiosas. Iremos más
adelante con este punto.
Forma
En este primer
libro de la saga de Las crónicas de
Narnia, Lewis permite entrever, con una hermosa y simple forma de plasmar
la historia, hacia quién va dirigida su pequeña novela. Trata siempre de ser
familiar con el lector incluso desde el inicio:
“Éste es el relato de algo que sucedió hace mucho
tiempo, cuando tu abuelo era un niño. Es una historia muy importante porque
muestra cómo empezaron todas las idas y venidas entre nuestro mundo y el de
Narnia” (pág. 9).
Trata de guiarnos
es la espacio temporalidad de un Londres del siglo XIX, allá donde un riqueza
incomparable de literatura se desarrollaba. Los diálogos son fluidos, y trata de convencernos constantemente de
la personalidad que posee cada uno de sus personajes. Desde la pequeña Polly y
Digory, hasta el malvado tío Andrew.
También el libro
tiene un respetable tipo de secuencia lógica en cuanto al enfoque o centralidad
de quien trata. Es decir, los protagonistas siempre serán los protagonistas y
los personajes no parecen herramientas para introducir una situación que continúe
la trama de forma forzada. Bueno, claro está, hay una parte que parece forzada,
pero tiene dos justificaciones de ser. Iré con esto más adelante. En resumen,
el texto es fácilmente legible, consistente es su centralidad mágica y fácil de
disfrutar para cualquier edad.
Personajes
Polly Plummer: la
pequeña de la pareja protagonista. Chica rubia de una actitud fuerte. Es
decidida y siempre lo mayor precavida posible. Rubia y de apariencia débil,
solo esconde su actitud semirebelde con gran uso de razón. Si bien es un
personaje que se muestra algo temeroso en las situaciones desconocidas, se deja
convencer de las acciones de su compañero desarrollando un papel protector. En
resumen Polly puede ser caracterizada como la conciencia, aquella voz que te
recuerda que debes ser moderado en tus acciones.
Digory Kirke: la
pareja de aventuras de Polly. Es un chico aventurero y que vive temporalmente
en la casa de sus tíos con su madre que está muy enferma. Al hacerse amigo de
Polly, Digory muestra su personalidad aventurera y arriesgada. Es sometido, a
lo largo del texto, a una continúa toma de decisiones morales.
Tío Andrew: es
el tío de Digory. Un hombre de apariencia graciosa y desgarbada. Sin embargo,
su apariencia no es cosa de subestimar. Andrew es un hombre vil, que sólo vela
por sus intereses personales y optará por cualquier tipo de estrategia, desde
el chantaje o la súplica, para cumplir sus objetivos. Descarado y siempre
tratando de elevar su ego.
Bruja Jadis: la
bruja blanca, la antagonista de este libro y su secuela. Jadis es la
representación misma del mal. No tiene ni el más mínimo ápice de sensibilidad o
generosidad. Es maldad pura y dura. Durante el texto demostrara esa actitud
negativa en la manipulación continua de aquellos con quien tiene contacto
únicamente para beneficiarse. Cualquier persona es una herramienta para sus
fines.
Aslan: el gran
león que parece ser la referencia principal de esta Saga. En esta primera
oportunidad veremos a Aslan, en general, en todo su potencial creador. Aslan
hará parte de ese origen de Narnia como lugar estableciendo las primeras leyes
del reino y poniendo a prueba, una vez más, a Digory.
Argumento
Digory Kirke
llega a establecerse en la casa de sus tíos a causa de la enfermedad de su
madre. Como todo niño es inquieto y no tiene una disposición natural a estar
quieto. Un día conoce a Polly, la que podemos llamar la “chica de al lado”.
Entre discusiones y alegatos se vuelven amigos durante el verano.
Tanto Polly como
Digory sufren el problema del aburrimiento. Deciden aventurarse a explorar las
casas pasando una por una a través de los áticos y calculando mal terminan
entrando en la habitación del tío Andrew. Cálida recibida no habría, pero sí
una estrategia terrible por parte del tío Andrew. Chantajeando a los niños logrará
que tanto Polly como Digory usen unos anillos que los hacen desaparecer e ir a
otro u otros mundos. ¿Qué pasará?
Veremos en esta
aventura el origen de Jadis y su maldad, la desastroza incompetencia del tío
Andrew, el origen de Narnia y, por su puesto, como están conectados los
primeros viajes entre los mundos.
Crítica y
opinión personal
Narnia fue
escrita a mediados de loas años 50 del siglo 20 y tanto Lewis como Tolkien, plasman no solo ese escape de la realidad a otros
mundos donde todo es posible, sino que dejan marca de sus creencias e
ideologías propias.
En Narnia
podemos claramente rastrear ese tono religioso que se ve fuertemente remarcado
en los demás libros de la saga (nada más el último es el más claro de todos).
Tenemos referencias a el pecado original,
a Jesús (este más claro en el segundo
libro), a la expulsión del paraíso, etc. Sin embargo, esto no le quita la carga
política y autoritaria que puede llegar a tener Aslan como fundador de la misma
Narnia. Aslan establece las normas y reglas primarias de cómo Narnia debe ser
dirigida y por quienes, además de la jerarquía que incluso tienen otros seres
vivos a parte de los humanos. También tenemos presente esos polos de lo malo y
lo bueno, en donde marcadamente se retrata a Aslan como lo bueno junto a todas
las maravillas posibles de la naturaleza
y a Jadis como el mal en sí mismo.
Claro está,
Narnia va dirigido a los jóvenes y, aunque mi primera lectura personal fue tardiamente
(18 años), no dejaba de tener siempre esa incomodidad de que algunas
referencias no serían conocidas por mentes más jóvenes.
Lo especial de
este libro y el que lo sigue, El león, la
bruja y el ropero (o armario), es que tienen una conexión lógica, e incluso
necesaria, de cómo se puede ir de un mundo a otro. Los libros del cuarto en
adelante (El príncipe Caspian)
parecen abusar de esa magia que
subyace a la misma esencia fantástica del libro procurando pasos de mundo a
mundo de forma azarosa, incluso forzada. Es por ello que la prueba final de
Digory, claro está impuesta por Aslan, tiene sentido en cuanto se puede acceder
a leer el segundo libro y se entiende el por qué de la magia transportadora del
armario.
No vas a
encontrar en este libro, como en ninguno de la saga, las épicas batallas que
habrás podido tener la oportunidad de ver en las salas de cina (o las continuas
repeticiones en tv), pero obtendrás un valor añadido mayor que esas películas:
saber el origen de Narnia y su primer conflicto con la Bruja blanca.
Este libro, al
menos para mí, pues recuerda que es una calificación personal, se lleva un 10.
Si bien para mi tiene un alto valor emocional, la carga ideológica y religiosa
no le quita méritos a que es un buen libro juvenil y que cuenta una historia
interesante.
No dudes en
momento alguno, si tienes la oportunidad, de acceder a esta saga. Contiene
mucho de lo que hoy en día algunas trilogías o sagas comerciales le arrebatan a
la literatura juvenil, una verdadera aventura libre de romanticismos
superfluos.
Con gusto,
su servidor, Reike.
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