Fincha Técnica
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Título
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El gato que venía del cielo 猫の客
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Autor
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Takashi Hiraide 平出 隆
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Traductor
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Yoko Ogihara y Fernando Cordobés
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Editorial
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Alfaguara
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Primera edición en
español
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2014
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Impresión
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Madrid
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El autor
Hiraide Takashi,
originario de Kitakyūshū, prefectura de Fukuoka, del
Japón, es un escritor y editor. Ha trabajado por varios años como editor en
Tokio y poco a poco está tomando fuerza tanto su nombre como sus obras. Fue
invitado al Hay Festival 2016[1],
que se lleva a cabo en Cartagena Colombia y desde allí ha proliferado la
lectura que hoy reseño: El gato que venía
del cielo.
Se caracteriza a
Hiraide por ser de la nueva corriente
de literatura japonesa. Incluso ha sido elogiado por Kenzaburo Oé: “Desde lo
más profundo de la poesía, Hiraide
crea una nueva prosa”. Y es que este autor, si bien mantiene esa característica
de prosa japonesa en donde la historia corre lentamente, hace que la lectura
sea amena, sin excesos de atavíos o redundancias. Espero, sinceramente, que
escritores como Hiraide crezcan dentro de la literatura latinoamericana pues me
he llevado una gran sorpresa con este libro; dejaré esto último para la parte
crítica.
La forma
Consta de 29 capítulos cortos en un total de 86 páginas. Así que más que una novela
con diferentes líneas argumentales, es una historial larga, un cuento largo a
mi parecer.
El texto es
directo y se siente orgánico, es decir, no parece que le falte o sobre algo al
mismo. Por ésta razón el texto, a pesar de ser una traducción de una lengua tan
compleja como lo es el japonés, tiene lo que puede llamarse musicalidad; no lleva un ritmo demasiado
rápido o lento. Tal vez sea la experiencia como editor lo que permitió a
Hiraide escribir este texto, que si bien es corto, parece lograr esa conexión
con el lector.
Por último,
tiene una cantidad aceptable de notas acerca de palabras japonesas que
identifican cosas u objetos y que pueden resultar desconocidas. Estas las
encontraremos al final del texto.
Ambientación
Estamos en este texto
en un Japón que está sintiendo los estragos del cambio de era (80s y 90s). Dichos
estragos se destacan a nivel económico. Los ciudadanos de pocos ingresos se ven
obligados a la hipoteca o recurrir a la no adquisición de propiedades, optando
la mayoría al arrendamiento para tener un lugar donde poder vivir (situación
que se vive aún en Japón actual).
En esta
situación es la que se encuentran nuestros protagonistas, pues viven en
arriendo en un pequeño lugar anexo a una gran casona y no piensan en un inicio
de la novela en adquirir propiedad alguna. Así, los días pasan entre el bello
jardín de la casona, la soledad del pequeño resguardo; un contexto de calma que
se intercambia con los problemas de las proyecciones económicas.
Tendremos entonces
ese lugar especial en donde, como refugio último y primero, se va transformando
poco a poco de un lugar un tanto frío e inhóspito, a uno un poco más agradable,
habitable y cómodo gracias al pequeño visitante continuo: Chibi.
Los personajes[2]
La pareja: un
par de personas que han vivido mucho tiempo juntas. Tanto, que ya han pasado
esa edad donde parece posible tener un hijo. Así, tenemos este par viviendo en
un lugar agradable, pero que a causa de su trabajo (son editores y escritores freelance) parecen ignorar las bondades
del lugar en donde viven. Su vida comenzará a regocijarse con la presencia del
tercer personaje: Chibi[3].
Chibi: es el
gato principal del texto. Es un gato que adoptó un niño vecino (la casa del
olmo). Dicho animal tiene algunas particularidades, como es la de no dejarse
nunca alzar o maullar. Es, propio de su naturaleza, curioso de su mundo, y poco
a poco va relacionándose más profundamente con nuestra pareja. El gato parece
gustar de ese ambiente (si no es que de otros) y será la motivación y la razón
de sentimientos encontrados de nuestros protagonistas.
El contenido
Nuestra pareja
protagonista vive en un pequeño pabellón anexo a una casona. Ambos se dedican a
trabajo de escritores y editores y así viven: entre trabajos. Un bello jardín,
una vida que constantemente se presenta a ellos sin novedades relevantes, son
el entorno que acostumbra su día adía; algo cambió en algún momento. Un niño
vecino, el de la casa del olmo, exclamó algo que llego a oídos del hombre de
nuestra pareja: “Quiero quedarme el gato!”. Y como este mismo lo escribió:
“Cuando más adelante lo pensé, comprendí que fue en
ese instante cuando todo se desencadenó”.
Nuestro pequeño
animal, esquivo y furtivo al principio, será aquél que le dará poco a poco un
cambio al ambiente gris que vive esta pareja. Incluso, el mismo hombre acepta
que ese gusto, esa ternura, que demuestran en exceso algunos amigos por los
gatos, le resultaba incluso ridículo. Así mismo, el gato al principio parecía
demasiado tosco: no maúlla y rehúsa totalmente a ser alzado en brazos.
El amor hacia un
gato podía llegar a tal punto, que incluso se recuerdan las palabras de una
fotógrafa: “los enamorados de los gatos consideran que el suyo es la maravilla
entre las maravillas, como si estuvieran ciegos ante los demás”. De esta forma,
en una relación que cada vez se hace más y más personal, Chibi pasa a sentirse como el hijo que nunca tuvieron.
Pero los
problemas económicos, junto a la naturaleza propia de Chibi, lleva consigo a que los problemas se hagan presentes.
¿Cuáles son estos problemas? ¿Los superan? Te invito cordialmente que pases a
leer el libro en cuanto tengas el tiempo, pues es una obra que no debes por
nada perderte.
Crítica y
opinión personal
Es realmente
difícil llegar a hacer una crítica negativa del texto en tanto tal. No hay un
criterio real que te pueda decir que en sí mismo el texto sea malo. Claro, el
argumento es débil: un gato que llega a una casa y este genera un cambio
positivo o negativo del ambiente del lugar que allí residen. Pero ese mismo
hecho, la simpleza de lo que trata, es lo que toma Hiraide y le da ese toque
único de su experiencia como editor y poeta. Lo que hace que el texto sea no
solo interesante sino realmente atrapante.
Añadiría que el
texto es más recomendado para personas que carezcan de, lo que podría llamarse,
el amor enfermizo por las mascotas;
en especial por los gatos. Es propio, actualmente, de la cultura japonesa, la
estrecha relación con los gatos. La isla de Tashiro –Tashirojima– (sí, me
equivoqué en la video-reseña, mis sinceras disculpas) es incluso un lugar donde
estos felinos ocupan un gran porcentaje de la población. También encontramos en
el mundialmente conocido anime la
caracterización de personajes mezclados con estos (y otros) animales. Características
como colas, zarpas, orejas, narices, etc. Hacen que sean seres llamativos, pero
el resultado de una cultura relacionada constantemente con los felinos. Sin
embargo, desde hace ya varios años se ha difundido una obsesión, a mi parecer
insana, respecto a las mascotas.
Es así que
encontramos gatos y perros vestidos y tratados como bebés. Perros con zapatos y
gatos con vestidos. Así parezca esto algo “tierno” y digno de curiosidad, el
daño que se hace a los animales puede ser irreparable, pues estos no son
humanos. El texto de Hiraide parece ser consciente de ello, pues pasa del amor
por Chibi a la expectativa de su
comportamiento instintivo. El texto NO ES, entonces, como lo podrás encontrar
en otras reseñas en la web, una oda a las mascotas y especialmente a los gatos.
Creo acertar en que hay un problema en la comprensión del mismo desde la mezcla
del argumento, el lenguaje poético y la fijación por los gatos. Si estoy errado
en mi apreciación, entonces, también es tierno tener por mascota (dentro de lo
posible) libélulas –esto último lo entenderás si lees el libro.
Así que, amigo
mío, este libro se lleva mi calificación personal
de un muy merecido 10. Espero te animes a leerlo, pues es una buena experiencia
respecto a escritura que se está generando en el lejano oriente.
Con gusto, su servidor, Reike.
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