Ficha técnica |
Título | La ladrona de libros |
Autor | Markuz Zusak |
Editorial | Random House Mondadori |
Primera Edición | 2007 |
Impresión | España |
ISBN | 9788426416216 |
Lector, lector, lector. ¡Oh,
querido lector! Cuan hermosos se torna la realidad de cualquier amante de
libros, cuando se descubre una buena obra. Porque sí, de entrada, al igual que
lo he hecho con anterioridad, puedo asegurar que el libro que hoy reseño, es
increíblemente bueno. Aunque, debo asegurar que le tenía absoluta desconfianza.
Si hay algo que se ha
sobreexplotado, tanto en la literatura como en el cine arte, es la segunda
guerra mundial. Pasando por películas memorables, como El niño con el pijama de
rayas, basado en su correspondiente libro; documentales como Apocalipsis: La segunda
guerra mundial; y hasta parodias como Ha vuelto, también basada en su libro.
Pero creo que más allá de toda expresión que pueda hacernos recordar que un
evento tan catastrófico no debería repetirse en la historia, es, y será, un
yacimiento para todo tipo de libro: El diario de Ana Frank, El viaje de Cilka,
El tatuador de Auschwitz, La bailarina de Auschwitz… Etc. Y si bien, la
producción de libros y la difusión de estos temas es magnífico, no deja de
crear, como dije, desconfianza, una generación tan abrumadora de libros que
abarcan el mismo tema.
Felizmente, al menos para mí,
no me pareció un libro más, tanto por su historia como por su contenido.
Dividido en diez partes, más
un prólogo, la ladrona de libros tiene un par de particularidades íntegras que
recorren a lo largo de la obra. Primero, es narrada por el “ángel de la muerte”.
Cosa que me descolocó al principio, pues la referencia me sonaba a Josef
Mengele, y no a la misma muerte. Segundo, cada capítulo, que a su vez está
subdividido, tiene insertadas aclaraciones sobre el mismo. Datos que dan un
preámbulo sobre la historia, o datos relevantes y curiosos. Es, por decirlo de
alguna manera, una especie de ruptura de la cuarta pared. Te habla directamente
a ti como lector. Ahora bien, de qué va.
La muerte nos narrará como
nuestra protagonista, Liesel Meminger, una pequeña niña de nueve años, viaja en
un tren con su madre y su hermano. Este, último, de apenas seis años, no
soporta el viaje, tanto por el frío, como por la desnutrición, y muere en el
tercer vagón. Este evento será importantísimo en el desarrollo del personaje.
No solo por la crudeza, sino porque después de dar sepultura a su hermanito, a
uno de los dos sepultureros se le caerá un pequeño objeto negro. Objeto el cual
será su primer libro robado: el Manual del sepulturero.
Pensar que el primer libro de
nuestra ladrona sea un manual del acto de enterrar, vinculado directamente con
la pérdida del pequeño, es bastante significativo como simbólico. En especial,
porque en ese momento, nuestra protagonista no sabe leer. Al menos no
apropiadamente.
Pues bien, el viaje con su
madre tiene por objetivo Munich, y más específicamente, a las afueras de esta,
en una ciudad ficticia que tiene por nombre Molching, en la calle Himmeltrasse.
Allí, su madre biológica la dejará en una casa de acogida con una pequeña
familia, la cual constará la mayor parte del libro, por Hans y Rosa Hubermann. El
padre, Hans, es un hombre delgado, que pasaba normalmente desapercibido, le
gustaba mucho hacer cigarros, y trabajaba como pintor y acordeonero. Ya había
participado en la primera guerra mundial. Por otra parte, Rosa es una mujer
baja, de apenas un metro cincuenta, pero cuya estatura no debe ser referencia
de debilidad, pues su temperamento le permite discutir horas y horas con cualquier
persona. Trabaja planchando ropa y haciendo colada, además de utilizar
constantemente las palabras saumensch, saukerl o Arschloch.
Palabras que se usan para insultar, pero terminan siendo una marca casi
personal (y reproducida por la misma Liesel).
Otro personaje que se hará
relevante será Rudy. Un pequeño de Himmelstrasse, el cual pasará de ser un
enemigo de Liesel, a básicamente su mejor amigo. Este pequeño es bastante
competitivo, y tiene una obsesión por Jesse Owens. Hombre este último, que ganó
varias medallas de oro en los juegos olímpicos de Alemania de 1936. Evento
increíblemente relevante, pues ya el nazismo como partido dominante de
Alemania, celebró los juegos con la ideología de la supremacía de la raza aria,
y que se vería entredicha por este norteamericano de raza negra.
La ladrona de libros recorrerá
un relato bastante cercano a la vivencia de la Alemania nazi, que va de lo
cotidiano a lo desgarrador. Dará datos interesantes, que si no los sabes y eres
un lector en comprender a cabalidad lo que está sucediendo (como me pasó a mi),
deberás tener un buen dispositivo conectado a red para informarte. Así, por
ejemplo, tenemos el ya nombrado deportista de los juegos olímpicos nazi;
también tendremos datos sobre las juventudes hitlerianas, la calle de las
estrellas amarillas, la quema casi tradicional de libros, etc. Y todos estos
eventos son relevantes tanto para los personajes como la trama en sí.
Por su puesto está el
desgarrador testimonio de la guerra, que discurrirá de una forma indirecta en
principio, y más directo conforme avanza. Es decir, va dejando rastros de la
situación por la que atraviesa esa nación, conjugada con los problemas propios
de niños empobrecidos, frente a una educación ideológica que llega hasta lo más
recóndito de sus vidas, ilustrado perfectamente con el famoso heil Hitler.
Es difícil, como pasa con los buenos
libros, hacer una reseña que sea un abrebocas y no de adelantos que puedan
dañar la experiencia del mismo. Por esto, a este punto, debo afirmar que es un
buen libro. No una obra maestra, porque si bien, ciertamente queda cabos sueltos,
los cuales no los vuelve esenciales en la trama, y por tanto podemos pasarlos
por alto, hay momentos en que el libro se vuelve algo lento. Estos momentos de
baja tensión, parecen que son identificados por el autor (o tal vez por los
editores), y allí mismo entra el personaje de la muerte para dinamizarlos con
comentarios ingeniosos, o adelantando parte de la trama. Ya saben, para
entender cómo se llega a ese punto.
Particularmente este libro lo
terminé en un reto de lectura de veinticuatro horas, y no sé si fue el
cansancio mental, o en verdad la buena construcción de personajes, que tuve
emociones encontradas muy fuertes. Ese nivel de juicio lo dejaré en un “veremos”.
Lo que sí he de afirmar, es que la mezcla de la cotidianidad donde se hace casi
invisible lo político, junto a la fuerza desnuda de una realidad que marca tan profundamente
la memoria del mundo, se vuelve interesante y descarnado, cuando imaginamos
vivir dentro de aquel mundo pre y durante la segunda guerra mundial.
Creo que a esta altura, no
queda duda alguna que es un libro recomendado, tanto si te lo tomas enserio, para
entender un retrato de tan compleja época, como para iniciarte en los posibles
personaje que lo vivieron en carne propia.
No siendo más, con todo gusto
esta reseña para ustedes.
R31k3
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