Ficha técnica |
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Título |
El llano en llamas |
Autor |
Juan Rulfo |
Editorial |
Triángulo de oro |
Primera Edición |
Desconocido |
Impresión |
Santa Fe de Bogotá |
ISBN |
Desconocido |
La edición que tengo es bastante vieja, como pueden ver en las imágenes, y carece de fecha de primera edición e ISBN. Esto común de esas ediciones de antaño. La vejez es tal, que la impresión dice Santa Fe de Bogotá. Esto es relevante porque la capital de Colombia, formalmente solo se llama Bogotá a partir del año 2000.
Bueno, pero no más preámbulo. ¿De qué va El llano en llamas de Rulfo?
El primero sería Macario. La
historia de un chico que vive con la madrina y una doméstica. Este joven sufre
de un problema cognitivo (mal llamado retraso mental), por lo cual es
despreciado por chicos de su misma edad, e incluso por su propia madrina. Esto
se ve desde el principio, cuando Macario es enviado junto a las alcantarillas
para estar pendiente de las ranas, y debe darles muerte para que su madrina
pueda descansar. Esta actitud hacia el también aparece en la medida en que debe
cumplir órdenes que le impidan llevar a cabo actos reprochables en la
comunidad. Aun así, Macario es un ser humano, y se narrará como es su apetito,
y el apego que tiene por Felipa, la nombrada doméstica.
Debo asegurar desde este primer cuento, al menos lo es en la edición que tengo, aparecen rasgos de un gran escritor. En primer lugar, porque el problema cognitivo de Macario no se nombra como tal, sino que es parte de la construcción del relato del personaje y la historia. Seguido de esto, lo que sucede en el cuento apela tanto a un pensamiento de doble sentido, mejor llamado perversión, como a uno de compasión, tratando de ponerse en la situación del protagonista. Esto es importante porque no es un cuento que te de todo masticado, sino que debes leerlo, como pasara con muchos otros, más de una vez, y darle vueltas y vueltas al asunto.
El argumento se desenvuelve en el intento de estas mujeres para convencerlo y de su testimonio, y Anacleto Morones, dando largas a la situación y contraargumentando a cada una, para aburrirlas y hacer que estas se vallan de su hogar.
Debo decir que este fue el cuento que, en principio, me sabe más a cuento tradicional. Pero a pesar de su linealidad y algo deducible, se disfruta de principio a fin en las respuestas que el da a las mujeres, como a su desenlace, que si bien tiene cierto aire a falta de giro argumental, no deja de ser llamativo lo humano que resulta al final ser Anacleto Morones y las mujeres. Es más, tiene un tono picante que realmente no esperaba para nada.
Se describe como un lugar de viento “…pardo […] que arrasa la arena de volcán; pero lo cierto es que es un aire negro”, donde “Nunca verá usted un cielo azul […] todo el horizonte está desteñido; nublado siempre por una mancha caliginosa que no se borra nunca. Todo el lomerío pelón, sin un árbol, sin cosa verde para descansar los ojos; todo envuelto en calín ceniciento” (págs. 86 – 87).
Este ambiente lúgubre y melancólico, comenzará a tornarse incluso siniestro, pues a pesar de la descripción desesperanzadora del lugar, allá arriba, en Luvina, viven personas. Y acá, en ese encuentro con esos habitantes, se seguirá mezclando ese ambiente hostil, con elementos de política y de formas de ver la vida. Es como un encuentro entre el entusiasta inocente de la realidad, con aquellos que han sufrido en carne propia las injusticias de la vida; con aquellos que aprenden a vivir de formas casi incomprensibles.
Hasta acá puedo asegurar que
si bien es interesante cada cuento, no todos son brillantes. Sobre esto último
no me extenderé, no sin mencionar que un cuento parece inacabado, y un par, a
pesar de su corta extensión, se sienten lentos y poco interesantes.
Hay que recalcar que la obra viva de Juan Rulfo es muy poca, y no por la falta de dedicación en vida. No. Lo que sucede, según se sabe, es que Rulfo era perfeccionista, y hasta que no consideraba que un escrito estaba realmente terminado, destruía lo que escribía. Esto, si bien es una actitud respetable de los autores, deja un agrio sabor de boca, pues muchas obras geniales de escritores, que ellos consideran de mala calidad, puede ser realmente algo que el público consideraría genial. Para un ejemplo de esto, está Stephen King y su primer libro ovacionado: Carrie.
Para cerrar esta reseña,
invito amablemente a los lectores, acercarse a estos cuentos, que no tienen una
forma correcta de ordenamiento para leerlos, y podrías abrir la página en el
inicio de cualquiera, y pasar el rato con una interesante historia.
No siendo más,
Con gusto, R31k3n
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