viernes, 11 de noviembre de 2016

Reseña Vida de una Geisha



Fincha Técnica
Título
Vida de una Geisha
Autor
Mineko Iwasaki
Rande Brown
Traductor
M. Eugenia Ciocchini
Editorial
Byblos
Primera edición en español
2004
Impresión
España
ISBN
84-666-1633-0


El autor

Nacida el 2 de noviembre de 1949 en Kioto, Mineko Iwasaki, cuyo nombre original era Masako Tanaka, es reconocida mundialmente como la más reconocida Geiko (geisha) de la segunda mitad del siglo XX. Sea por su participación o litigio con Arthur Golden, escritor de Memorias de una geisha, este libro es una autobiografía en donde ella da a conocer, desde su propia vida, la experiencia real de ser una artista, una Geiko; nos abre la

Argumento

Vida de una Geisha nos narra los acontecimientos vividos por Masako Tanaka, una pequeña niña de una gran familia de linaje ilustre pero que, por una u otra razón, terminan como una familia de ingresos promedio. Es la menor entre varios hermanos.

La primera vez que masaco vio a Madame Oima, la mujer que sería la piedra angular para que su vida cambiara poco a poco, fue cuando ella tenía tres años. Madame Oima era la dueña de una Okiya (置屋), establecimiento donde reside la maiko o la geiko mientras dura su contrato de formación (iré con esto más adelante), y estaba interesada en la hermana de Masako, Tomiko, para que se hiciera Geiko. Sin embargo, en esa visita, se fija en Masako y hace el comentario a l padre es esta que está buscando una atotori (跡取り), un heredero. Desde este momento comienza la pugna entre Madame Oima y la familia de Masako (en general su padre), para que ella se determine entre vivir una vida simple sin grandes expectativas, o recibir instrucción que la llevaría a ser profesional en el arte.

Permítame que explique lo que significa «entregar» una hija. Cuando una niña se marcha de casa para ingresar en una okiya,  sucede lo mismo que si fuera a un internado. En la mayoría de los casos va a visitar a sus padres en su tiempo libre y ellos, por su parte, están autorizados para verla cuando lo deseen. Eso es lo habitual. Sin embargo, cuando una niña es elegida sucesora de una casa y de su nombre, la propietaria la adopta para convertirla en su legítima heredera. En ese caso recibe el apellido de la familia de la okiya y renuncia al suyo propio para siempre (pág. 31)

Poco a poco, y por su gran gusto por los kimonos, como por la insistencia de madame Oima y la condescendencia de su padre (lo cual se puede traducir en la enseñanza de independencia que debe desarrollar su hija), Masako va integrándose en la Okiya; una o dos noches por semana, hasta pasar la mayoría del tiempo allí. Así Masako, al final de cuentas, se unirá a la okiya Iwasaki para convertirse en atotori, sin embargo será la última de esta okiya, pues al retirarse a la temprana edad de 29 años, en el mejor momento de su carrera, decidirá cerrar aquella casa de geiko


Formas de lectura

Esta sección que he agregado a esta reseña en particular es para poner de relevancia las dos formas de lectura
que pueden  hacerse de este texto (aunque puede, claro está, existir más formas de leer este texto y cualquier otro). En primer lugar una lectura ligera. Esta primera lectura implica un conocimiento general de la vida de Mineko (o del personaje principal), desde la cual solo es relevante algunos aspectos. Es decir, es una lectura superflua pero que no busca especificidad. La lectura profunda, la segunda que se puede lograr, sería identificada con una pre-crítica. Se hace énfasis en el libro como representante de un contenido cultural e histórico. De este último tipo de lectura daré algunas precisiones, expuestas en el texto, sobre la vida de una maiko y geiko.

Como ya lo cité anteriormente, la adopción, en este caso de Mineko, la obligaba a abandonar su apellido. Cuando la niña en formación tiene como objetivo no solamente ser maiko o geiko, sino atotori, su apellido debe cambiar por el de la Okiya. Así también, como en todo internado o toda asociación humana, existe una jerarquía. Incluso es natural con la ordenada y clasificatoria sociedad japonesa. En este caso: 

Había dos grupos. Tía Oima, vieja Harpía[1], las geiko, las maiko y yo formábamos uno de ellos y Aba[2], Kuniko, y las aprendizas y las criadas el otro […] Las integrantes del segundo grupo llevaban ropa distinta, usaban otros lavabos y no comían hasta que nosotras habíamos terminado. Les servían comida diferente y estaban obligadas a sentarse en un extremo del comedor, junto a la cocina. Además, no paraban de trabajar. (págs. 60-61)

Incluso los títulos dados a las diferentes integrantes de la okiya o el ochaya (お茶屋), o casa de té, dependía totalmente de su posición social y no de su edad. Podía existir maiko y geiko que tenían el papel de hermana mayor así fueran menores que las recién iniciadas en la instrucción. Por esta razón Mineko tenía gran poder dentro de la okiya siendo una atotori; nunca fue una shikomisan, o una aprendiz que trabaja bajo un contrato.

Los kimonos son uno de los símbolos elementales de las geishas y, por su puesto, de todo Japón. Sin embargo, el en ámbito social de las geiko el valor es aun incalculable. No sólo es un traje tradicional de estas artistas, el kimono tiene un trabajo tal detrás de sí, que una comunidad total resume sus esfuerzos en tan distintiva pieza: 

Los quimonos, las vestiduras de nuestra profesión, son sagrados para nosotras y constituyen un símbolo de nuestra vocación. Confeccionados con las telas más refinadas y caras del mundo, encarnan nuestro concepto de la belleza. Cada quimono es una obra de arte exclusiva, en la creación de la cual ha participado su propietaria.
Por lo general, son muchas las cosas que podemos deducir de un hombre o una mujer basándonos en la calidad del quimono que viste: su posición social, su sentido del estilo, sus orígenes familiares y su personalidad. Aunque haya pocas variaciones en el corte de un quimono, la diversidad de colores, dibujos y telas es infinita.
La capacidad para escoger un quimono apropiado a cada situación es un arte y la correspondencia entre esta prenda y la época del año es fundamental. Los cánones del gusto tradicional japonés dividen el año en veintiocho estaciones, cada una de las cuales tiene sus propios símbolos. De este modo, en circunstancias ideales, los colores y dibujos del quimono y del obi, el fajín, reflejan la estación: por ejemplo, los ruiseñores en mayo, o los crisantemos a principios de noviembre. (págs. 86-87).

Entonces tenemos un universo complejo, no sólo de simbología, sino de tradición y trabajo artesanal resumido en “una sola pieza”. Pues si bien, el kimono como totalidad es una sola prenda, su composición está dada por muchos elementos. Incluso la geiko da sugerencias o ideas para el costoso diseño de esta prenda. Solo imaginemos la destreza estética de la geiko para diseñar y escoger correctamente un kimono, pues: “Los cánones del gusto tradicional japonés dividen el año en veintiocho estaciones, cada una de las cuales tiene sus propios símbolos. De este modo, en circunstancias ideales, los colores y dibujos del quimono y del obi, el fajín, reflejan la estación: por ejemplo, los ruiseñores en mayo, o los crisantemos a principios de noviembre” (pág. 87).

Esta artista en formación tenía los dos niveles generales ya presentados: maiko y geiko. Dentro de los cuales hay varios subniveles que se identifican, especial pero no únicamente, con cambios en el peinado:

Después de más de dos años como maiko, se acercaba la hora de mí mizuage [化鉚界], una ceremonia que celebra el progreso de una maiko. Ésta cambia de peinado cinco veces, como muestra de los pasos necesarios para llegar a ser una geiko y, para representar esta transición de niña a mujer, se le corta de forma simbólica el moño y, a partir de ese momento, la joven empieza a lucir un peinado más adulto. (pág. 261)

Esta concordancia entre kimono y peinada se llevaba más allá. No solo se cambiaban en ésta transición de maiko a geiko, también cambiaba para otras ocasiones. Había peinados para momentos informales o  formales, para antes o después de festivales, etc. Es así, que podemos afirmar que la maiko y en especial la geiko eran ellas mismas una obra de arte, tanto por sus finos trajes como por su desempeño profesional.


Debían ser, claro está, perfectas bailarinas, tocar instrumentos tradicionales como el koto[3] () y el shamisen[4] (三味線), versadas en el teatro Kabuki y el teatro nō. Como eran damas de entretenimiento y amenizaban una celebración, y que recibían a todo tipo de profesional, procuraban siempre obtener información valiosa sobre los clientes a quienes prestarían el servicio. Si eran escritores buscaban poder leer sus obras, igual con músicos, políticos, artistas, actores, etc. Como eran las que mantenían la okiya sólo se dedicaban a estudiar y perfeccionar sus talentos y a trabajar. Es así, que la geisha era el producto del trabajo y profesión de toda una comunidad.

Crítica y opinión personal

Por su puesto no iba a explayarme y hacer un ensayo completo sobre esta obra, pues podría arruinar la increíble experiencia de leer este texto. Es así que si lograra colocarlo en porcentaje, habría expuesto apenas un 8% de toda la cultura que nos da esta obra.

Iwasaki idealiza el símbolo que es la geisha, no así quienes trabajan como tal. Encontraremos una realidad fuerte en donde geiko son alcohólicas, otras desertan por amoríos (a pesar de que se estimula un tipo de independencia una vez sean profesionales), rivalidades y envidias entre estudiantes y profesionales, etc. En fin, trata de retratar lo más fiel posible a la realidad. Aunque, como afirmé en la video-reseña, le daré un ocho como calificación. Esto se debe a dos factores: primero, el final de novela, o la última parte, cuando Mineko ya es profesional, es demasiado apresurado. Esto puede deberse a que solo quería exponer como era la vida de la formación de una geisha, sin embargo deja con muchas incógnitas al respecto. Segundo, no hay nada interesante puesto que se sabe que ella se retiró de la profesión a la prematura edad de 29 años, por tanto ya no estaba vinculada directamente con la formación de nuevas geiko.

El punto de relevancia que dejaré para este final es respecto a la relación de Mineko y el libro de Arthur Golden
Memorias de una geisha. El libro de Mineko nació en parte por una polémica generada por dicho libro y su consecuente adaptación cinematográfica y también como respuesta a dicha adaptación. Iwasaki tuvo conflictos con la comunidad de geiko pues se revelaba demasiado de la tradición en la obra de Golden, a la cual ella contribuyo. La indignación nace cuando Golden retrata a la geiko como una prostituta y esto, claro está, es mentira. Iwasaki deja claro en su libro que había otras artistas, que si bien estaban versadas en varias artes igual que las geiko y usaban tropas similares, su función era diferente. Mientras la geiko era una artista, la Oiran (花魁) era una prostituta de alto rango. Estas referencias siguen mezclándose hoy día. Sea por la ignorancia de quién habla y del poco interés por la cultura de este lejano oriente, al menos, la apertura globalizada está permitiendo aclarar tan horrible confusión que afecta a toda una cultura.

No siendo más, espero te gustara mi reseña. Ya sabes, no puedes evitar leer tan magna obra y permitirte un acercamiento a esta cultura. Espero este libro te aporte mucho.

Con gusto, su servidor, Reike.




[1] Geiko que tendrá relevancia a lo largo de la historia.
[2] Mujer encargada  de supervisar comidas, ropa y limpieza de la okiya.
[3] Instrumento musical que se toca con una especie de uñas. Normalmente va en el suelo.
[4] Instrumento musical de forma parecida a un banjo.

martes, 8 de noviembre de 2016

Reseña Cuentos de vampiros




Fincha Técnica
Título
Cuentos de vampiros
Autor
John Polidori
James Malcolm Rymer
J. Sheridan Le Fanu
Mary Elizabeth Braddon
Bram Stoker
Traductor
Roxana Prieto
Editorial
Gaviota
Primera edición en español
2005
Impresión
España
ISBN
84-392-1639-4

 
En esta ocasión les traigo con gusto la reseña de los cuentos del libro cuentos de vampiros

Una recopilación de historias que giran alrededor de esta icónica figura. Este libro consta de un total de seis cuentos, de los cuales uno es un extracto (Varney el vampiro o el festín de sangre). Estos cuentos son los más relevantes en cuento a la creación y delineamiento de lo que es el vampiro; veremos, entonces, como poco a poco se dan coincidencias y discrepancias acerca de esta sanguinolenta criatura a lo largo del siglo XIX y su consumación más reconocida por Bram Stoker. Así mismo, creo que esta será una de las reseñas más largas que haga, por ello no me centraré en hacer resumen de la vida de cada autor pues lo que quiero hacer es énfasis en la figura del vampiro; espero sea de tu agrado.




El vampiro – John Polidori (1819)

Ubicada en Londres, esta historia nos relata los acontecimientos alrededor de un misterioso hombre de unas características particulares: una tez blanca, cuasi cadavérica, de la cual no se extraía nunca calidez alguna (pág. 16); una inamovilidad emocional, donde un mínimo movimiento facial podría interpretarse como lo máximo que este podría dar en afecto. Misterioso y constantemente perseguido por mujeres, nunca demostraba emoción particular por alguna.

Aubrey, Joven caballero, atraído por este personaje, insiste en ayudarlo pues éste pasaba por problemas de carácter económico y emprenden juntos un viaje. Entre más entra en relación con nuestro misterioso hombre, Lord Ruthien (nuestro vampiro de la historia), se da cuenta de la nefasta influencia que trae a quien lo rodea. Contra los estafadores perdía, daba limosna a los que, siendo ricos en un primer momento, por sus vicios habían caído en desgracia. Dejaba en desgracia, de reputación, a mujeres que lo pretendían o jóvenes, que por “infortunio”, eran expulsados de su comunidad. Las desdichas acompañaban a este hombre que, con sus acciones, no dejaba cabeza en pie.
 
Sin embargo, Aubrey en sus viajes junto a Lord Ruthien llega a perder mortalmente a una pretendiente en Grecia a causa de un vampiro: “sobre su cuello y su pecho había sangre, y en su garganta se veían las marcas de los dientes que habían abierto sus venas” (pág. 30). Al emprender un pequeño viaje dentro de esas mismas tierras para curar su ser, se ve asaltado por unos bandidos junto a Lord Ruthien, donde este último muere. ¿Qué pasará con este hombre? ¿Lord Ruthien morirá o será realmente el vampiro de nuestra historia?

Varney el vampiro, o el festín de sangre (Extracto) - James Malcolm Rymer (1845)

Con furia, una tempestad ataca con toda la fuerza que la naturaleza puede dar. Granizo, lluvia, viento y
truenos llenan el ambiente.

Un pequeño refugio en una pequeña casa, atestigua en toda su estructura la fuerza implacable de este fenómeno natural. Sin embargo, el un lecho dentro de aquel lugar, se encuentra alguien: “una doncella joven y hermosa como una mañana de primavera […] Su sueño ha sido agitado, ya que la ropa de la cama parece revuelta; tiene un brazo sobre la cabeza, mientras el otro cuelga casi fuera del lado en el que duerme” (pág. 49).

La salvaje tormenta despierta a aquella hermosa joven que, al ver tan flagrante estado del clima, lleva a cabo una plegaria. Sin embargo su rostro se torna en terror, cuando a la luz parpadeante del rayo una figura se delinea en una de las ventanas. ¿Qué ha sido aquello? Una horrible figura se rebela poco a poco en aquel lúgubre lugar.

Casi de inmediato las uñas de aquella monstruosa figura comienzan a buscar la forma de entrar en el recinto. Ella trata de gritar, pero se asfixia ante el horror de aquel visitante.  El monstruo logra entrar y sometiéndola violentamente, pues su fuerza es sobrehumana, accede a su cuello para alimentarse: “¡La joven se ha desmayado, y el vampiro se solaza en su asqueroso festín!” (pág. 56).

Un grito de nuestra víctima alerta a los habitantes de la casa. Al entrar, una figura se ve con la boca y el pecho sangrante. Sin desperdiciar un solo momento un disparo se dirige hacia aquel extraño ser, pero este, lejos de caer emite un horrible gemido y desaparece. Después de ver a Flora en aquel lamentable estado a causa del inesperado visitante, una insólita explicación llega a la boca de uno de los recién llegados. “-¡Un vampiro!” (pág. 62).

El extraño misterioso – anónimo (1980)

Un caballero viajaba, junto a su comitiva, hacia los Cárpatos para tomar posesión de unas tierras que había heredado de un hermano. Junto a el iba su hija Franziska, una prima de esta y un caballero más, Franz. Durante su viaje, y cerca de un viejo castillo, son atacados por una jauría de lobos. Sin embargo algo extraño ocurre. Un hombre misterioso aparece, cuya sola presencia parece espantarlos, pues estos ya estaban persiguiéndolos. El extraño hombre se pierde, entonces, en la entrada del viejo castillo.

Franziska, de una personalidad arrogante, queda prendada de aquel hombre. Ella admira la entrega, la lucha y el patriotismo. Por ello desprecia a Franz, su pretendiente, pues lo cataloga de afeminado y delicado por nacer en familia acomodada; todo lo contrario al ideal de hombre que ella tiene. El hombre de la guerra es aquello que la enamora.

Después de esperar un tiempo prudencial en el nuevo castillo heredado, fueron de vuelta al viejo castillo, que estaba dentro de la propiedad, y lograron encontrar a tan misterioso hombre. Sin esperar demás Franziska invita a este hombre al hogar. Entre negaciones e insistencias el misterioso hombre accede a ir al castillo, pero con una condición, ir sólo de noche. Ellos aceptan agradecidos de que este acepte ir y les haga compañía. Sin embargo, entre más tiempo este hombre asiste a aquellas comidas más decae la salud de Franziska. ¿Cómo llegarán a revelar la identidad de este hombre? ¿Podrá Franziska sobrevivir?

Carmilla – J. Sheridan Le Fanu (1872)

Contado en primera persona, como un cuento de sucesos pasados, la historia nos relata acerca de una chica; de un cuerpo y salud frágil, Carmilla, después de tener un accidente con su madre en un carruaje, queda al cuidado de un caballero y su hija (esta última es quien nos relata la historia). Se ve adornada de grandes cuidados y atenciones, pues si bien su salud es débil, después del accidente parece más afectada. Sin embargo esta joven tiene extraños comportamientos: a pesar de su amabilidad se notaba una frialdad en general, de esos comportamientos que se pueden catalogar entre melancólicos y siniestros; no rebelaba nada sobre sí, lo poco que rebelaba era:

“Primero: su nombre era Carmilla.
Segundo: su familia era de muy noble y antiguo cuño.
Tercero: su casta estaba emplazada hacia un punto en el oeste” (pág. 158)
Ninguna información más allá de esto podía obtenerse de esta chica. Toda pregunta directa o reproche lo evadía de formas envidiables. Incluso se mostraba con un cariño inusual. Largo abrazos a nuestra narradora, junto a palabras entre sensuales, proféticas y amorosas. 

- Querida, vuestro corazoncito está herido; no penséis que soy cruel porque obedezco a la irresistible ley de mi fuerza y debilidad. Si vuestro querido corazón está herido, el mío, extraviado, sangra con él. En el éxtasis de mi enorme humillación vivo en vuestra cálida vida, y vos moriréis…, moriréis dulcemente en la mía. No puedo evitarlo; así como yo me acerco a vos, vos, cuando llegue el momento, os acercareis a otros, y conoceréis el éxtasis de esta crueldad que, no obstante, es amor. Así pues, no indaguéis más sobre mí y los míos, y confiad en mí con todo vuestro afectuoso espíritu (pág. 159).

Esto último era otra de sus estrategias tanto para cambiar las conversaciones como para intimar. También bajaba tarde, no antes de la una. Su alimentación se limitaba prácticamente nada: una taza de chocolate. Los paseos diarios eran muy cortos y, a pesar de esto, causaban un cansancio evidente en Carmilla; inmediatamente volvía al castillo.

Una coincidencia en una fotografía, un extraño ser que ataca entre sueños, Carmilla y su manía de encerrarse y un hombre cuya protegida ha muerto en extraños sucesos, llevarán a la sospecha de que cosas extrañas suceden alrededor de ella.

La bondadosa Lady Ducayne – Mary Elizabeth Braddon (1896)

Bella, una jovencita que vive sola con su madre, busca constantemente trabajo para la manutención del pequeño lugar donde viven. En constante búsqueda, pues los trabajos de sastrería son insuficientes, va a centrales de trabajo en donde ella pueda acceder a uno.

Es su búsqueda, por casualidad, llega a quedar como criada de Lady Ducayne; una mujer de edad incalculable, de amabilidad inconmensurable y una riqueza que, al parecer, no se podría calcular. Los requerimientos de Ducayne y su doctor son que la joven a trabajar sea joven y que tenga una salud inmejorable. Bella, asegurando que nunca había enfermado.

Viajando a Italia y a diferentes lugares junto a Lady Ducayne, Bella conocerá lugares fantásticos. Extrañará a su madre pero siempre estará primero, en su mente, el lograr darle buena vida. Sin embargo, Bella comenzará a enfermar, a pesar de que ella tratará de ocultarlo de Lady Ducayne y su doctor, sino perdería la única fuente de ingreso para su madre.

El invitado de Drácula – Bram Stoker (1897)

Un viajero inglés, saliendo de Múnich para una tarea, decide viajar en uno de los días más místicos y llenos de creencias de la historia: Walpurgisnacht. Sin embargo, lejos de amedrentarse por las advertencias acerca del peligro de la noche, y como podría esperarse de la clase de hombre racional y escéptico que es el inglés, al caer la noche las supersticiones no le hacen flaquear.

“-Tienes miedo, Johann. Tienes miedo. Vete a casa. Yo volveré solo. Caminar me hará bien.” (pág. 239)
Optando por un camino poco aconsejable, nuestro aventurero se baja del carruaje en el que iba y el cochero que lo llevaba huye del miedo. Se interna en lo profundo de aquél lugar y conforme caminaba el frío se hacia más penetrante. La nieve no daba esperanza de refugio, aun así el prosiguió en su caminar.

Su valentía comenzó a desvanecerse cuando llegó a un cementerio. Recordó, la noche de Walpurgis: “en la que, según la creencia de millones de personas, el demonio quedaba libre…, en la que las tumbas se abrían y los muertos salían caminado” (pág. 298). Así, entre aullidos de lobos, manos que te atrapan desde el suelo y el frío helado de la noche, nuestro hombre pasará una de las experiencias más extrañas de su vida.

Crítica y opinión personal

Más que una crítica a los cuentos en sí, la crítica va dirigida a aquellas modelos que el consumismo ha creado alrededor del vampiro. Primero dejaré claro que en los tres cuentos hay tres coincidencias (al menos en su mayoría) de aquellas cualidades o características que posee este personaje: uno, se alimenta de sangre (creo que esta es la más generalizada); dos, (aunque no en todos por diferentes circunstancias de las historias9 para asesinarlo lo más efectivo es degollarlo; tres, (para mi el más importante) el vampiro, PARA NADA, tiene sentimientos afectivos. Y es que este último ha sido el más corrompido y manipulado. 

En este libro, exceptuando por el cuento La bondadosa lady Ducayne, se demuestra la naturaleza malvada, monstruosa e, incluso, inmisericorde del vampiro. La sangre es solo su alimento y la persona que ha escogido para permitírsela únicamente su víctima. Como a veces podrás observar un gato con un ratón o incluso un guepardo con su presa, pueden llegar a juguetear, pero es sólo un preámbulo de lo inevitable: la alimentación. Acá no vale aseverar “hay gatos que no se comen a ratones”; sí, claro, pero eso no quiere decir que tengan sentimientos y amen al ratón, era solo un ejemplo.

El vampiro es seductor y frío, puede mostrarse emocionalmente afectado por aquel que ha elegido por presa, pero hoy en día la experimentación argumental lleva a cosas que, a mi parecer, terminan siendo ofensivas. Ya sabes, querido lector, cosas del estilo crepúsculo, que si bien ha sido una obra traducida a más de 15 idiomas, no deja de ser una explotación inmisericorde del estereotipado amor romántico a costa de denigrar la imagen del vampiro. Pero esta no ha sido la primera vez que un personaje cae en la decadencia extrema, en el cine puedes ver el ejemplo de los zombies con mi novio es un zombie; un bodrio de película que es una cachetada en la cara a los amantes de estos personajes y su evolución histórico-literaria.
 
En fin, esta recopilación es supremamente recomendable si quieres ser partícipe de la real construcción del vampiro. No están todos los textos posibles del siglo XIX, pero si los más relevantes. Además, no hay que olvidar la belleza de la escritura de Varney el vampiro y, claro está Drácula, que son indispensables en lo que a lectura vampírica toca.

No siendo más, esta vez me es imposible calificar el texto como totalidad, pues me acarrearía un análisis de cada cuento y, por ahora, mi objetivo era otro. Sin embargo cabe resaltar, para terminar esta mini reseña, que, por supuesto, no todos son buenos y que algunos carecen de una lógica interna clara. No siendo más, espero esta reseña te motive a acercarte a la sangrienta, cautivante y frívola existencia de los vampiros.
 
Con gusto,  su servidor, Reike